Casi 300.000 euros de sobrecoste ha acumulado Sigre en estos años por una supuesta

incineración de los medicamentos reciclados que realmente no se llevaba a cabo

| 2009-02-08T18:05:00+01:00 h |

En la última semana se han sucedido numerosas informaciones y reacciones a un grave asunto que ha salpicado a Sigre. Se trata de la incorrecta eliminación de los restos de medicamentos procedentes de la recogida de los puntos Sigre, según ha confirmado la empresa encargada de ello, la sociedad pública gallega Sogama.

A pesar de ser un asunto grave algunas voces han tratado de minimizar la cuestión a un posible ajuste de cuentas entre empresas y empresarios o empleados despedidos y resentidos, pero lo cierto es que Sogama no tiene motivos para decir que no ha procedido a incinerar las más de 9.000 toneladas que, a través de Sigre, han ido llegando a sus instalaciones a lo largo de los últimos años, si realmente lo ha hecho. Más allá del indudable daño que la gestión inadecuada de los residuos pueda causar al medio ambiente, cuestión de la que se encargarán las autoridades competentes, lo que está claro es que a día de hoy hay unos claros perjudicados en todo este asunto: Sigre y todos aquellos que utilizan, pagan, gestionan y colaboran con el proyecto.

Lo único claro a día de hoy es que Sigre ha pagado más de 300.000 euros por un servicio que no se ha realizado y que específicamente lo tenía contratado con un intermediario. Ahora falta saber qué actividades contrató el intermediario con la prestadora de servicios y cuál era la cuantía y los conceptos de los mismos.

Los dirigentes de Sigre han sido rápidos en aclarar a EG los términos de los contratos y los servicios que les presta la empresa intermediaria, Danigal. Pero deben investigar para conocer quién es el responsable de la situación que están viviendo, conocer los términos del contrato entre Danigal y Sogama, los resultados de las auditorías realizadas, si es que las hubo y, especialmente, saber dónde ha ido el dinero que han pagado por un servicio no prestado. Y, por supuesto, pedir que la justicia actúe contra los responsables.

De lo que no cabe duda es de que Sigre sigue siendo una excelente iniciativa que, si no existiera, habría que inventar. Lo único que hace falta es que si hay que incinerar, se incinere. Esperamos a Sigre 2.0.