La modificación del RD 1345/2007 a causa de la trasposición de la Directiva de Servicios

no avanza todo lo que debiera para igualarnos con la UE en el ámbito de las marcas de gama

| 2009-10-09T18:15:00+02:00 h |

La trasposición de la Directiva 2006/123/CE de servicios en el mercado interior, que está en tramitación actualmente, es una nueva oportunidad, tal vez la última de manera voluntaria, que tiene el Gobierno para homogeneizar con el resto de la UE la legislación referente a publicidad, denominaciones y modificaciones menores.

A pesar de que la trasposición de las directivas es obligatoria para los Estados miembro, parece que todavía existen reticencias para asumir lo que se aprueba en el Parlamento Europeo. Por eso, hay que tirar de ellos, para que vayan incorporando fielmente a la legislación nacional lo establecido por las leyes comunitarias. Es el caso de las marcas de gama y las modificaciones menores.

Para las primeras, el borrador de la modificación del RD 1345/2007 de autorización y registro que está actualmente produciéndose, no ha incluido ninguna alteración significativa en la redacción del artículo 35.3 d. Por ese motivo, ha sido la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp) la que le ha recordado al ministerio que hay un texto adecuado para ese mismo artículo y que fue publicado por la EMEA en 2007: la guía de aceptación de nombres.

En el caso de las modificaciones menores, ha tenido que ser también Anefp quien haya identificado a lo largo de todo el RD los puntos en los que habría que añadir una coletilla referente a la posibilidad de comunicar un cambio, en vez de esperar a su autorización. Es importante, ya que es necesario eliminar cualquier posibilidad de interpretación que reduzca la seguridad jurídica del texto final.

Se trata de dos cuestiones que no se han querido abordar adecuadamente y con valentía para acercarnos a Europa y sobre las que, una vez más, ha tenido que ser un agente del sector quien recuerde al Gobierno por dónde van los tiros en Europa y que ya es hora de abandonar las reticencias.

El paso dado por Sanidad con el caso de la PDD no debería ser más que el primero de todos los que debe dar para acercarnos a Europa en el ámbito farmacéutico. Por eso, el Gobierno no puede perder la oportunidad de dar cobertura legal a lo que es habitual en nuestro entorno y demostrar que lo de la PDD no es sólo política.