A pesar de las palabras tranquilizadoras de Trinidad Jiménez, tanto en la comisión de Sanidad del Senado como ante la asamblea de Farmaindustria, la verdad es que se sigue ahogando al sector
| 2010-07-02T15:59:00+02:00 h |

La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, ha dicho lo mismo en varias ocasiones en las últimas semanas: “No habrá más recortes sobre el gasto farmacéutico”. Pero sus palabras no se reflejan en lo que está ocurriendo en los despachos ni con los planes que se están preparando, con gran oscurantismo, por parte del Ministerio de Sanidad. Si bien es cierto que podría no haber una nueva actuación global sobre el gasto farmacéutico, cuestión que también fue asegurada tras aprobarse el Real Decreto Ley 4/2010 por parte del secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos (ver EG núm. 467E), no es menos cierto que se está actuando, o preparando la actuación, sobre determinados grupos de medicamentos.

En este sentido, la semana pasada tuvimos conocimiento de que a las compañías de genéricos se les obligará a la hora del lanzamiento de un nuevo EFG de un nuevo principio activo a reducir su precio en un 40 por ciento, frente al 30 por ciento establecido anteriormente por la Comisión Interministerial de Precios. Poco hay que explicar de esta nueva actuación, que se suma a los múltiples recortes que estos medicamentos han sufrido en los últimos meses y que obligará a las compañías que estén pensando en comercializar un nuevo principio activo próximamente a revisar, por cuarta o quinta vez este año, sus previsiones económicas.

Por otro lado, ya vamos conociendo más sobre los productos que definitivamente saldrán de las farmacias para ser dispensados en el hospital. Algunos de ellos ni siquiera están calificados como DH en estos momentos, y las indicaciones de otros no parece que sean necesariamente dirigidas desde el hospital, por lo que la justificación sanitaria de su salida de la oficina de farmacia pierde peso. Un peso que no ha tenido nunca, ya que las dos regulaciones en las que se basa la Administración para llevarlo a cabo, el RDL 4/2010 para la homogeneización de los listados y el RDL 8/2010 para las centrales de compras, no son, ni mucho menos, legislaciones sanitarias, sino económicas.

Por todo ello, ¿cómo puede estar seguro el sector de que no se seguirá actuando de modo lesivo en los próximos meses? Ya sea con políticas globales o con bisturí, lo que parece claro es que las medidas seguirán.