La voz del secretario general de Sanidad debería ser un ejemplo a seguir para todos
aquellos que piden pactos de Estado por un lado mientras politizan la sanidad por el otro
Pocos políticos transmiten tanta sensatez como José Martínez Olmos. Seguramente es el secreto de su éxito, la razón por la que se ha mantenido en el Ministerio de Sanidad, y siempre muy bien valorado, a pesar de los continuos cambios de ministro y vaivenes de altos cargos. Lástima que no exista una ‘Gripe Olmos’ que se contagie, porque, como en cierta ocasión dijo un observador, el sentido común es una cualidad que está lejos de ser común.
No vamos a entrar aquí a dilucidar la validez del secretario general de Sanidad de compensar con impuestos la falta de ingresos de las autonomías. La Comisión Europea ya ha dicho su opinión al respecto, pero siempre hay salidas. Boi Ruiz, muy hábil, ya sugirió que se podría decidir aportar de forma finalista una cantidad equivalente a la que se decida en los impuestos al tabaco y al alcohol. Guillermo Fernández Vara también ha dado su receta, y al final eso es lo cuenta: proponer.
En Galicia, una región que no participó en las autonómicas, el debate de la sostenibilidad del sistema sanitario volvió la semana pasada al Parlamento regional después de que Alberto Núñez Feijóo abriera la caja de los truenos a propósito de los 15.000 millones de euros de deudas que se ocultan. Y mientras, en su discurso de la sesión de investidura del Parlament balear, José Ramón Bauzá despachó la sanidad explicando que los ejes centrales de la política del PP versarán sobre “Atención Primaria, Atención Hospitalaria y Atención Sociosanitaria”. Sencillamente, vergonzoso que el presidente de un partido a nivel regional se limite a semejante obviedad, mucho más si además lo hace en su debate de investidura y muchísimo más si, como ocurre en el caso de Bauzá, se trata de un licenciado en Farmacia.
Todos sabemos cómo está la farmacia de Baleares. Igual que la de Murcia o la Comunidad Valenciana, pero mientras Feijóo habla, sus compañeros callan en las autonomías que aún deben confirmar la composición de sus ejecutivos regionales. La voz de Martínez Olmos debería ser un ejemplo a seguir para todos aquellos que piden pactos de Estado por un lado mientras politizan la sanidad por el otro.