Las medidas que ha puesto encima de la mesa el consejero de Salud de Cataluña, Boi Ruiz, pueden tener un impacto muy importante sobre el sector. Siendo muy conservadores llegaría a los 160 millones de euros, un recorte del mercado que se sumaría, lógicamente, a la reducción lograda por las medidas puestas en marcha por el Gobierno Central: descuentos y Sistema de Precios de Referencia, principalmente.
De entre las medidas listadas en el Plan de Medidas Urgentes para la Sostenibilidad del Sistema Sanitario Público, 20 afectan directamente al ámbito farmacéutico. Se trata de medidas muy diversas y, entre las mismas, algunas se tienen que poner en marcha junto con los agentes del sector, pero hay otras que no podrán ser apoyadas por ellos. Entre las primeras se encuentran, por ejemplo, los acuerdos de volumen o incluso los contratos de riesgo compartido que parece querer impulsar el consejero catalán. En el lado de las imposibles de consensuar se encuentran medidas que podrían atentar contra la libertad de prescripción del médico y discriminar a unas marcas que disfrutan de un determinado precio gracias a que la legislación se lo permite de manera transitoria. Es el caso de las sustituciones de las prescripciones de marca por medicamentos de menor precio (sustituciones eficientes lo llama el plan de Ruiz) como las que se inventó Rafael Bengoa en el País Vasco.
La presencia de industria farmacéutica es muy importante para España. A nivel de investigación, tiene un importante papel vertebrador del país ya que facilita las inversiones en I+D en todos los rincones. Pero además, en algunas zonas y Cataluña es una de ellas, es especialmente importante la presencia industrial y el valor del empleo creado. Por otra parte, los gobiernos de Cataluña y los de CiU en concreto, siempre se han caracterizado por su apoyo y comprensión ante los problemas de la industria farmacéutica.
Por estos motivos, en este momento, en el que el sector está pasando uno de sus peores momentos, al igual que las cuentas de la consejería, como es justo de reconocer, es más necesario que nunca abordar las necesidades de ambas partes desde el diálogo y la transparencia. De lo contrario, una de las dos saldrá malparada.