“Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar”, como escribió Machado. Si bien para ello, es requisito imprescindible poder dormir. Si uno está descansado rinde más, está de mejor humor, y además, puede hasta ahorrarse la acumulación de grasa en el organismo. El 18 de marzo, se celebró el Día Mundial del Sueño que —como todas estas efemérides—, sirve para que la población no se ‘duerma en los laureles’ con el tema, aunque en este caso, el asunto es justamente conciliar el sueño.
Lo cierto es que son muchos los españoles que no consiguen descansar el número suficiente de horas. Como indican los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), entre un 10 por ciento y un 15 por ciento de la población adulta de nuestro país padece de insomnio crónico, lo que se traduce en más de cuatro millones de adultos españoles con problemas para dormir.
Entre los efectos de la privación de sueño, según explica Eduardo González, experto médico de laboratorios Cinfa, está “la merma de nuestro rendimiento laboral y generación de fallos de memoria y de razonamiento, irritabilidad, ansiedad e incluso aumenta el riesgo de accidentes. Es más, en los últimos años, se ha demostrado que dormir poco está relacionado directamente con el aumento de la grasa corporal, y por lo tanto, con la obesidad”.
Además, la edad empeora la calidad del sueño, para González, “según envejecemos, el sueño se hace más frágil y se interrumpe con mayor facilidad. En cualquier caso, tener un descanso nocturno adecuado es básico para disfrutar de buena salud”.
En esta línea, una de las causas más frecuentes del insomnio son las alteraciones emocionales acompañadas de sentimientos de angustia y preocupación. También hay otras causas posibles, como las médicas con trastornos físicos que produzcan dolor, picores o escozor, así como enfermedades psiquiátricas como la ansiedad o la depresión. “Entre los factores externos más habituales —indica González—, se incluyen los malos hábitos de sueño, el abuso de medicamentos o de sustancias estimulantes como el café o el chocolate, el trabajo por turnos o los viajes frecuentes. Estos últimos, por ejemplo, reducen la producción de la melatonina, que da la señal al cuerpo de que se prepare para dormir”.
Pautas de sueño
Incorporar pautas de higiene del sueño a la rutina diaria es crucial para mejorar la calidad del sueño y descansar. De hecho, “el insomnio transitorio, un problema que sufre ente el 25 por ciento y el 35 por ciento de la población adulta, dura menos de una semana, pero, si no se siguen unos hábitos de sueño saludables, puede volverse crónico” recuerda.
Por todo ello, como se observa en el decálogo, hay una serie de pautas que son recomendables, si no imprescindibles, para dormir y descansar. Entre ellas, destaca la regularidad de los horarios de sueño y comidas, no posponer el sueño cuando aparece, mantener un ambiente ventilado en la habitación, así como utilizar una cama y almohadas adecuadas. Por descontado, también está recomendada la práctica de ejercicio regular así como llevar unos hábitos de vida saludables, es decir, reducir el consumo de alcohol y tabaco.
Hay que destacar también que el boticario puede asesorar sobre la utilización de complementos alimenticios con melatonina. Se trata de una sustancia natural que ayuda a disminuir el tiempo necesario para conciliar el sueño. Además, el uso de complementos con amapola de California y valeriana son adecuados en aquellos casos de insomnio por nerviosismo.