Hospitales valencianos vigilan con tarjetas térmicas si el paciente conserva el tratamiento a temperatura correcta

Esta técnica cobraría mayor importancia para controlar las dispensaciones de fármacos de DH que ahora asumen

| 2010-03-05T13:09:00+01:00 h |

alberto cornejo

Valencia

Uno de los principales argumentos utilizados por quienes critican la dispensación exclusiva en hospitales de medicamentos de diagnóstico hospitalario (DH) estriba en la importancia que en buena parte de estos ellos tiene el mantenimiento de la cadena de frío, un objetivo que consideran más difícil de lograr en aquellos casos en los que el desplazamiento desde el hospital al domicilio sea mayor que el que hasta ahora realizaba el paciente desde la botica a su casa.

Sin embargo, los profesionales de los servicios de Farmacia Hospitalaria (FH) que ahora asumen estas dispensaciones consideran, tal y como manifiesta José Luis Marco, jefe del servicio de FH del Hospital Francesc de Borja de Gandía y de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) para la Comunidad Valenciana, que ellos también ostentan “un compromiso incuestionable con la correcta conservación de los medicamentos”.

Este compromiso por la correcta conservación de los medicamentos termolábiles (aquellos que deben mantenerse entre 2 y 8 grados) quedaría patente con la puesta en marcha, en un grupo de hospitales de esta comunidad, de una novedosa iniciativa. Se trataría de ofrecer un dispositivo tecnológico (una tarjeta con sensor térmico integrado adosada al envase, que mide y registra la temperatura cada 90 minutos) a los pacientes ambulantes que retiran tratamientos con etarnercept y adalimumab.

La correcta conservación, o no, del medicamento es comprobada por los servicios de FH cuando el paciente presenta dicha tarjeta (con todos los datos grabados) al acudir a por más dosis de su tratamiento. Es decir, una metodología que Marco resume como “la aplicación de las nuevas tecnologías para la trazabilidad de la cadena de frío hasta su última frontera, que es el domicilio del paciente”.

Orígenes

El origen de la iniciativa reside en la creencia que tienen los servicios de FH de que es el domicilio del paciente, y no el trayecto del hospital al lugar de residencia, donde más riesgo hay de ruptura de la cadena de frío que necesitan mantener los fármacos caracterizados por su termolabilidad, frecuente en los medicamentos de DH. En concreto, su inadecuada conservación en el frigorífico del domicilio.

Estos pronósticos fueron confirmados por un estudio elaborado por el equipo que dirige Marco en el Hospital Francesc de Borja. Éste consistió en observar cómo 60 pacientes mantenían térmicamente su medicación (etarnercept o adalimumab) durante un mes, para lo cual se utilizaron de forma pilotal las tarjetas con sensor.

Los resultados de esta investigación reflejaron que el 58,3 por ciento de los pacientes no conservaban correctamente sus tratamientos, incluso dentro de la nevera, lo que limita o acaba con su efectividad. “Son medicamentos de elevado coste económico indicados para enfermedades que consumen una cantidad importante de recursos sanitarios, por lo que su inefectividad provoca muchos costes indirectos”, concluyeron los autores. De ahí que, según Marco, resulte muy importante “dar entrada definitivamente a la tecnología como ayuda para su correcta conservación”.

Implantación futura

El uso de estas tarjetas permite comprobar si, en base a la temperatura de conservación, el tratamiento tiene en el paciente la eficacia que se le presupone. Por ello, aunque a día de hoy el coste de estas tarjetas “no es aún barato”, Marco anima a las administraciones “a dar entrada a este tipo de tecnologías”, ya que sus costes “son irrisorios” en comparación con el gasto que supone la mera sustitución del tratamiento inservible o el abordaje de posibles efectos adversos derivado de ello.

Además, este especialista estima que una apuesta general por esta tecnología significaría mayor demanda y, por tanto, “mayor abaratamiento del producto”. Pese a ello, Marco quiere dejar patente que el uso de estas nuevas tecnologías debe ser “complementario, no sustitutivo” al asesoramiento directo al paciente sobre la necesidad de conservar correctamente este tipo de fármacos.

El debate del “mejor control”

El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), a través de su presidenta, Carmen Peña, criticó que las consejerías autonómicas que han decidido sacar del canal farmacia ciertos medicamentos de diagnóstico hospitalario (DH) “justifiquen exclusivamente su decisión en el especial seguimiento que ahora tendrán estos medicamentos mediante su dispensación en hospitales”. Así, la presidenta del Consejo General, considera que este tipo de fármacos “no pueden sacarse per sé de las farmacias”, ya que ese especial seguimiento al que aluden “también puede hacerse en estos establecimientos por los profesionales que los regentan”. Asimismo, pidió que se tuviese la valentía para manifestar “cuáles son los verdaderos motivos” que les han impulsado a tomar estas decisiones.

Desde el Consejo también se informó que ya se ultimaba el informe que decidió elaborar esta institución para conocer con exactitud cuántos medicamentos de DH han salido ya o van a salir de las oficinas de farmacia. Un informe previo que desde esta institución consideraron fundamental para conocer cuál sería el impacto real de estas medidas y para poder definir así las actuaciones a emprender, entre las que cobra cada vez más fuerza la presentación de recursos contra estas decisiones autonómicas.