rocío chiva Madrid | lunes, 22 de septiembre de 2014 h |

El tratamiento de la esclerosis múltiple recurrente-remitente (EMRR) con el anticuerpo monoclonal daclizumab ha demostrado ser superior al tratamiento con interferón-beta-1a en la reducción de recaídas en la enfermedad. Según el estudio en fase III Decide, presentado en la reunión conjunta Ectrims-Actrims, celebrada en Boston entre el 10 y el 13 de septiembre, los pacientes en tratamiento con este nuevo anticuerpo tuvieron una reducción estadísticamente significativa de la tasa anual de recaídas del 45 por ciento, en comparación con aquellos pacientes a los que se les administró el tratamiento habitual con interferón-beta-1a (p<0,0001).

Un estudio relevante que, de hecho, se presentó durante la sesión plenaria de presentación de los estudios más importantes del Congreso, sesión en la que participó Xavier Montalbán, jefe del Servicio de Neuroimnunología Clínica del Vall d’Hebrón y director del Cemcat, quien señaló que este nuevo fármaco, “de administración subcutánea cada 15 días, tiene una gran eficacia y una tolerabilidad muy buena”.

Pero esta no es la única novedad que Montalbán destacaría de esta importante reunión anual que el año que viene se celebrará en Barcelona —la parte europea, el Ectrims—. En investigación clínica, este neurólogo también subrayó la presentación de un estudio que señala que los pequeños cambios iniciales en esclerosis múltiple (EM) —tras evaluación clínica y resonancia magnética (RM) en el año siguiente a la aparición del primer síndrome clínicamente aislado (CIS)— son capaces de predecir el pronóstico de esta patología a largo plazo. Además, también se mostraron caracterizaciones mejoradas de los trastornos del espectro neuromielitis óptica (NMOSD) que podrían ayudar todavía más a los profesionales a distinguirlos de la EM.

En el campo de la investigación básica, Montalbán apuntó a las evidencias de la función reguladora de la proteína Klotho en la mielinización de la sustancia blanca en el sistema nervioso central (SNC). En un modelo murino de encefalomielitis inducida por cuprizona, los ratones que sobreexpresaban Klotho tenían un número significativamente mayor de axones mielinizados que los ratones control (p=0,019). Además, estudios in vitro presentados durante el congreso han demostrado también que la infiltración de linfocitos todavía ocurre incluso tras un tratamiento a largo plazo de más de 18 meses con natalizumab.

Ya por último, Montalbán destacó un ensayo también in vitro que apuntaba a la relación existente entre la presencia de niveles bajos de CD5 antes del inicio de un tratamiento con interferón-beta-1a y una mayor probabilidad de periodos de remisión de la enfermedad.

Post-Ectrims

Para quienes no estuvieron allí, Teva Neurosciences organizó una reunión el viernes 19 y el sábado 20 en Madrid, de repaso de todo lo que se habló en este Congreso. Así, por ejemplo, Rafael Arroyo, coordinador de la Unidad de EM del Clínico de Madrid, destacó los late breaking del encuentro, entre los que subrayó por ejemplo un estudio a seis años que demuestra el coste-efectividad y el coste-utilidad del uso del interferón-beta-1a y del acetato de glatiramer. También la combinación de cannabidiol y dronabinol en el tratamiento de la espasticidad refractaria, frente al no tratamiento, demostró su eficacia ya a 12 meses. Además, Arroyo mostró estudios que señalan que “existen dos veces más posibilidades de padecer esquizofrenia o trastorno bipolar si se tiene EM”.

Asimismo, este neurólogo presentó datos en fase II de rpc1063, “una molécula oral selectiva de los receptores S11” que ha demostrado una eficacia de hasta el 90 por ciento en la reducción de lesiones vistas en RM en pacientes con EMRR. También en estadíos iniciales, fase I, Mar Mendibe, responsable de la Unidad de EM del Hospital de Cruces en Bizkaia, señaló el estudio Neurovax, que ha obtenido resultados positivos con una vacuna con PCR-péptido.

Ya por último, Bonaventura Casanova, jefe del Servicio de Neurología de La Fe de Valencia, señaló nuevas opciones en el tratamiento de la EM, que van desde la modificación de fármacos antiguos como el fumarato para su uso en el tratamiento de esta patología hasta la “reposición de fármacos ajenos al desarrollo de carácter industrial”. En este sentido, Casanova destacó una serie de ensayos en fase II en los que se ha visto que la simvastatina podría ser útil para la forma secundaria progresiva de la EM, una indicación que aun no se ha logrado.

Resultados a largo plazo

Innovaciones aparte, también se han presentado resultados a largo plazo en fármacos como alemtuzumab, fingolimod o dimetil fumarato. Así, en los estudios de extensión de alemtuzumab, de dos años de duración —más los dos años que duraron los ensayos en fase III Care-MS I y Care-MS II—, las tasas anuales de recidivas en pacientes no control fueron de 0,14 y 0,23 respectivamente y la tasa de discapacidad mejoró o se mantuvo estable en el 74 y el 66 por ciento de los pacientes respectivamente.

En cuanto a fingolimod, nuevos análisis han confirmado la eficacia del fármaco en lograr la ‘falta de evidencia de actividad de la enfermedad’ (NEDA) en EMRR, sobre todo en cuatro medidas clave: recaídas, lesiones detectadas por RM, avance de la discapacidad y reducción del volumen cerebral. Precisamente sobre este último indicador, se han presentado nuevos datos del ensayo Freedoms que confirman la relación entre el índice de atrofia cerebral y un mayor avance de la discapacidad a largo plazo en pacientes con EM. Y más a largo plazo todavía, a cinco años, los resultados del estudio de ampliación de fase III Endorse han demostrado la eficacia de dimetil fumarato en la reducción de la tasa de brotes, la progresión de la discapacidad y las imágenes obtenidas por RM, al tiempo que se mantenían los datos de seguridad del fármaco.

Xavier Montalbán, director del Cemcat y jefe del Servicio de Neuroinmunología Clínica del Vall d’Hebrón, cuestionó durante su ponencia en el Congreso el hecho de que “el paciente no tiene que tener ningún tipo de actividad, ni un brote ni una lesión nueva en resonancia magnética”a lo largo de su patología ya que, como destacó, existen estudios que indican que “al menos una actividad mínima no parece tener un mal pronóstico a largo plazo”. Por eso, Montalbán abogó por un “cambio transversal” en una dirección más moderada en la que “no siempre hemos de escalar hacia arriba”. De esta forma, el director del Cemcat defendió este algoritmo de tratamiento en el que, por supuesto, siempre que el paciente tenga una actividad clínica o radiológica relevante estando en tratamiento con interferón-beta o acetato de glatiramer, se iniciará una escalada terapéutica que incluirá fármacos como fingolimod, natalizumab y ahora tambien alemtuzumab. Estos algoritmos ya se aplican en el Vall d’Hebrón, previo estudio “caso a caso”, señaló Montalbán, para encontrar la mejor opción para cada paciente concreto.