| viernes, 25 de septiembre de 2009 h |

Santiago de Quiroga

El pasado miércoles la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, aprovechó las reuniones periódicas con asociaciones de pacientes y otras instituciones similares para informar, cómo no, de la gripe A. Una reunión bienvenida y de alabar que debió celebrarse antes incluso que otros encuentros sobre el mismo tema con empresarios o sindicatos, por ejemplo. Hubo dos tipos de intervenciones en dicha reunión. Por un lado, las que plantearon problemas reales de afectados por determinadas patologías, en los que la gripe A/H1N1 puede ser un problema serio. Los líderes escogidos por estos colectivos conocen muy bien los problemas de los enfermos o familiares a los que representan. Y hubo otro tipo de intervenciones, que trataron de alabar y regalar los oídos de una ministra y un equipo ministerial que a estas alturas, ni buscan ni necesitan elogios a destiempo. Alguna intervención aburrió a algún alto cargo que abandonó, con la excusa del móvil, la sala durante unos minutos.

Una oportunidad perdida, que organizaciones de pacientes que no fueron invitadas sí hubieran aprovechado, enriqueciendo así las políticas de Salud Pública. La posibilidad de acudir al ministerio y opinar es un derecho que no debería ser limitado a unos pocos. En España no hay más de 45 grupos de pacientes de ámbito nacional activos. El ministerio reúne apenas a una docena de ellas. Se ha de hacer un esfuerzo por incorporar a más organizaciones, las más representativas, como ya hacen las autonomías.