| viernes, 05 de noviembre de 2010 h |

Santiago de Quiroga

Andalucía quiera dar la campanada en el nuevo concierto y, una vez más, bordea el límite de lo política y administrativamente correcto. Incluso de lo legal. Y es que, la Junta se va a arrogar la capacidad de fijar precios a los medicamentos, poniendo en marcha un sistema de subastas de fármacos para dar exclusividad a cambio de descuentos. Para hacerlo, necesitan firmar un concierto con los farmacéuticos andaluces y, para asegurar que lo hagan, han utilizado un órdago, a juzgar por la reacción de los colegios. ¿Les han dicho que van a fabricar los medicamentos y dispensarlos en los centros de salud? ¿Alguien se ha creído que eso es posible y legal? Lo que sí sabemos es que han amenazado con retrasar el pago a las oficinas de farmacia con 120 días tras la facturación. Demasiados faroles.

Galicia está intentando que exista un catálogo básico de medicamentos reembolsables. Pero convertir a los gallegos en ciudadanos que no puedan beneficiarse del medicamento más eficaz, sino del que esté en el catálogo, es cambiar el modelo de prestación farmacéutica a uno que sólo Cuba posee. Lo que sí sabemos es que no es el Gobierno quien rompe España con este asunto, ya que el Ministerio de Sanidad, Igualdad y Política Social no es quien lo está impulsando. Aunque decían Tip y Coll, “la culpa la tiene el Gobierno”, no siempre es así.