| domingo, 29 de marzo de 2009 h |

Santiago de Quiroga

La primera señal de alarma formal ha tenido que venir de un Colegio saneado financieramente y que cuenta con un presupuesto de casi 14 millones de euros. Por ello, el mensaje del presidente del COF de Madrid, Alberto García Romero, en la asamblea ordinaria de la semana pasada tiene relevancia en todo el territorio nacional.

La cuestión es lo suficientemente importante como para anticiparse, en la medida en que se pueda. La carga fiscal que soportan ahora las farmacias tiene en el RD 5/2000 hasta un tercio de su explicación. Y el intento de hacer lo mismo con las recetas de funcionarios no hará sino desequilibrar aún más financieramente a las farmacias. De hecho, se comenta en el entorno de las patronales de farmacia que se está mermando el margen de la farmacia alrededor de un 0,7 por ciento anual, una situación que llevará en 10 años, a este ritmo, a comerse el margen de las boticas como negocio. Un cálculo un tanto sencillo y lineal que, en cualquier caso, avisa que esto no es un chicle que se estira hasta el infinito.

Cantabria ya ha dicho que no puede pagar a las farmacias la factura del mes de marzo: sólo será satisfecha un 50 por ciento de la misma. Si no pagan los Gobiernos autonómicos, o pagan tarde, que para el caso es lo mismo, las farmacias no podrán pagar a las distribuidoras, la industria no podrá cobrar y podría fallar el suministro.