| domingo, 25 de enero de 2009 h |

Santiago

de Quiroga

Una parte de la solución apuntada por el Gobierno para reactivar la economía se apoyará en las inversiones municipales en construcción. El empleo que se está perdiendo en este sector, tendrá así un respiro —veremos de qué nivel— gracias al Plan E. Con polideportivos, mejores calzadas, más jardines y mejoras de obra pública los ciudadanos serán además más felices.

Algo parecido podría ocurrir para reactivar otros sectores. El de la sanidad también necesita una inyección de vitaminas. Cuando se trata de la salud, un medicamento, un diagnóstico a tiempo o una visita al médico tiene un efecto especialmente notable en la felicidad del individuo.

La ayuda estatal debería ir más por la línea de dejar que los profesionales ejerzan bien su labor, y que el beneficio de los medicamentos, entre otros, llegue sin trabas al ciudadano.

Nada nos deja más tranquilos cuando tenemos un problema médico que saber que estamos bien atendidos, nos han prescrito el medicamento correcto y nuestro farmacéutico nos lo ha dispensado sin trabas. No sé si en algún momento una autonomía o un Gobierno puede permitirse que esta secuencia no funcione, pero desde luego ahora no es el momento de trasladar intranquilidad. Es cierto que la crisis justifica muchas cosas, casi todo.

Que falle la salud es un lastre demasiado pesado para ser soportado por la ciudadanía.