| viernes, 11 de marzo de 2011 h |

Santiago de Quiroga

La realidad del papel de la salud, la inevitable conexión con las compañías biofarmacéuticas y la evolución de la información en los medios de comunicación (prensa, televisión, radio, Internet) ha cambiado drásticamente en poco tiempo. Desde el punto de vista de las empresas e instituciones, la salud es ya una parte de su actividad con los medios de comunicación generales, con espacios exclusivos o con la información aislada como fruto de la actualidad.

No se trata de replantear lo que la regulación dice claramente respecto a la publicidad e información sobre medicamentos, sino de la necesidad de que las empresas estén en los medios de comunicación, y que puedan relacionarse de forma abierta y transparente. A esta realidad y a otras, el sector siempre ha respondido con anticipación. Un ejemplo es el Código Deontológico de Farmaindustria. La autorregulación es la mejor de las garantías, y anticiparse siempre indica una sensibilización hacia querer establecer buenas prácticas de común acuerdo, y que garanticen normas claras para todos.

El diámetro de los espaguetis está regulado, aunque parezca una memez. Que las compañías pueden y deben relacionarse con los medios de comunicación es una realidad. Que lo hagan respetando las reglas, una obviedad. Y que las nuevas reglas no impidan lo que la ley o el sentido común no impide es una necesidad que pasa por un código eficaz.