| domingo, 21 de diciembre de 2008 h |

Santiago de Quiroga

La farmacia española y su modelo, en los aspectos básicos de propiedad y de planificación, han sido alabados por el Gobierno en estos últimos meses, a través especialmente del ministro de Sanidad, Bernat Soria, y de su secretario general, José Martínez Olmos. Se trataba de hacer frente a Bruselas en su intento de desregular el modelo actual, que predomina en el sur de Europa. Aunque hubo voces críticas con el modelo regulado desde posiciones del Grupo Socialista, por ejemplo por parte del propio comisario de Economía Joaquín Almunia, no es menos cierto que la actitud del Gobierno ha sido consistente, y los resultados lo avalan: el abogado general asume todos y cada uno de los argumentos defendidos desde España.

Si el resultado no hubiese sido tan satisfactorio, una sombra de duda podría haber encontrado terreno abonado. Hubiera sido injusto, y bueno es reconocerlo en estos momentos. El ministerio retomó con energía la defensa del modelo de farmacia con el comienzo de la legislatura, y rechazó hacer el juego a un Charlie McCreevy que ya tenía decidida la jugada desde el comienzo.

Con todo y a pesar de que el asunto no está cerrado, podemos despedir el año con optimismo y disfrutar de estos momentos. Los cambios realizados en el ministerio han servido sin duda como talismán para la farmacia en este final de 2008.