| viernes, 03 de septiembre de 2010 h |

Santiago de Quiroga

No es malo que existan dos caras de una misma moneda. Y en el contexto actual es difícil saber qué funcionará para conseguir que la farmacia en España sea viable desde un punto de vista económico. Ha estado acertada Carmen Peña cuando lanza desde el Consejo una idea que ya debe estar en la mente de todos los consejeros de Sanidad: el farmacéutico es el aliado imprescindible para el control del gasto. La idea, que no es nueva, trata de reforzar que los aliados no se perjudican. Las administraciones sanitarias deben hacer un esfuerzo aún mayor de acercamiento para trabajar con la farmacia en mejorar la prestación, evitar las bolsas de fraude, colaborar en la prevención y, cuando sea necesario, en otras materias económicas.

Por otro lado, Fernando Redondo, presidente de la patronal estatal de oficinas de farmacia, FEFE, aporta una visión que, siendo vehemente, plantea hasta qué punto la farmacia debe replantearse su relación con las administraciones. Si los recortes es el pago, no es necesario que se profundice en ningún tipo de colaboración. Y aunque el ministerio recorte, las comunidades lo aplauden y ninguna parece estar a disgusto con dichos recortes.

Entramos en periodo electoral en Cataluña y Madrid. Si hay alternativas para que la farmacia no se hunda, para que la industria sea viable y el paro no contagie a un sector clave, es el momento de escuchar atentamente dichas fórmulas.