| viernes, 06 de mayo de 2011 h |

Santiago de Quiroga

Existe una duda razonable sobre lo que dicen en sus programas políticos los partidos y lo que estamos viendo en algunos parlamentos autonómicos. En función de si están en el gobierno o en la oposición tienen un discurso que oscila desde impulsar recortes en sanidad, hasta querer que la sanidad reciba la financiación que necesita. Y es que, observar como cambia la ideología de las fuerzas que gobiernan según se encuentren al frente del gobierno autonómico de turno o en la oposición, no deja de ser un ejercicio, cuanto menos, sorprendente. Los socialistas de Madrid insisten en su viejo cuento de la privatización de la Sanidad y que los madrileños deberán ir con la Visa en la boca. Esperanza Aguirre y Javier Fernández-Lasquetty rechazan de plano ningún pago por acto sanitario, mientras que las apuradas cuentas de Murcia, hicieron plantear el copago a su presidente, Ramón Luis Valcárcel, que tuvo que desdecirse poco después.

Cuando los socialistas catalanes dejaron el gobierno hace medio año, abanderaban iniciativas público-privadas que ahora critican en Madrid bajo el cansino eslogan de “privatizar la sanidad”, con willy-vídeos que vuelven a intentar diseminar al estilo de Joseph Goebbles eso de “una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad”. Pues no. El doberman no asusta, sino la falta de un discurso único. El PP corre el riesgo de caer en lo mismo, anunciando en Galicia lo que rechaza en Madrid.