| viernes, 15 de octubre de 2010 h |

Santiago de Quiroga

Si la píldora del día después se financia, parece anacrónico no proporcionar la financiación a los anticonceptivos más habituales que utilizan una buena parte de las mujeres españolas. Los recursos son limitados por definición, pero me niego a creer que, por ejemplo, sea más importante condonar la deuda a Venezuela que la anticoncepción en un país que practica cientos de miles de abortos. Considero que esto es una incongruencia de magnitud astral.

El Consejo Interterritorial de Salud va a debatir esta semana sobre la Estrategia de Salud Sexual y Reproductiva y, entre otros asuntos, se debatirá sobre los tratamientos anticonceptivos y su posible financiación. No están las consejerías de Sanidad para alegrías de nuevos gastos, pero el Ministerio de Sanidad y Política Social debe poner los recursos económicos que permitan la financiación de los tratamientos hormonales anticonceptivos. Se puede ser progresista también cuando hay que poner dinero. Es una excelente oportunidad, ya que se trata de un problema que acaba en otro mayor: embarazos no deseados y abortos. Financiar la anticoncepción es hacer algo que no se ha hecho hasta ahora y que puede mejorar la salud de las mujeres en este país. Y es que, cuando la excusa es que “esto siempre ha sido así” —porque España no financia dichos tratamientos— reconozco que no hay nada más que decir. Así no avanza la sociedad, claro.