Pretende diseñar proyectos que impacten en la estrategia de Cataluña como ‘clusters biotech’
| 2010-09-03T16:57:00+02:00 h |

Javier Granda Revilla

Barcelona

Biocat es la organización que coordina, dinamiza y promueve la biotecnología, la biomedicina y las tecnologías médicas en la comunidad autónoma de Cataluña. Una institución impulsada por la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona que desde que fue creada, en 2006, integra en sus órganos de gobierno a empresas y entidades representativas del sector como Amgen, Esteve, Novartis o Sanofi-Aventis.

En este sentido, tal y como recuerda su directora general, Montserrat Vendrell, “en Cataluña hubo un momento, alrededor de 2004, en el que se comprobó que había muchos activos alrededor del sector biotecnológico y biomédico”. Esta circunstancia se sumó a la existencia de muchos otros agentes clave como “muy buenos parques científicos que comenzaron a funcionar a finales de los años noventa y en plena actividad”, junto al potente sector hospitalario tanto a nivel asistencial como a nivel de investigación, así como a las empresas farmacéuticas fundadas en el siglo XX por familias emprendedoras como Almirall, Ferrer, Uriach, otras universidades y centros de investigación, “muchos de ellos enfocados a ámbitos biomédicos”, y un núcleo creciente de empresas biotecnológicas.

“El conjunto impulsó a crear una entidad, una fundación como Biocat, que afrontara todas las necesidades vinculadas a la relación o interrelación de todos estos agentes con el objetivo final de potenciar este sector económico”, detalla Vendrell. Además, se quiso crear un ecosistema relacional de todos los actores que funcionaban de manera independiente, de modo que se facilitara, por un lado el propio conocimiento, quién estaba trabajando, las fortalezas y complementariedades, por otro, las interconexiones entre los elementos del sistema “para que de ahí surgieran productos y servicios en general”.

De este modo, el primer paso fue detectar qué existía en su entorno de acción, en la biorregión de Cataluña. Así, se construyó un directorio en la web con más de 900 entradas con todos los agentes que “de alguna manera u otra tienen impacto en el desarrollo del sector”. Con los datos obtenidos se realizó un análisis, con una información abierta a todo el mundo, que permitiera buscar por palabra clave, tipo de entidad, empresa, centro o nombre, entre otras posibilidades, y poder acceder a esa información completa sobre líneas de investigación o sobre el tipo de partnenariado que se buscaba.

Este análisis ha derivado a un informe del sector que traza un mapa de las oportunidades y fortalezas como un primer paso a proyectos a corto y largo plazo. Porque, según afirma su directora general, una entidad como Biocat puede permitirse, como observatorio que es, “diseñar proyectos a largo plazo que impacten en la estrategia futura de Cataluña como cluster biotecnológico”.

Potenciar la investigación

Los proyectos a corto plazo se centran en buscar complementariedades y colaboraciones. En ese sentido, se trabaja a lo largo de toda la cadena de valor, “desde potenciar que la investigación tenga una masa crítica adecuada a la creación de consorcios y en el contacto de éstos con socios europeos e internacionales”. En el caso de la creación de empresas de transferencia, se pretende, según Vendrell, “ayudar a los emprendedores a ponerlos en contacto con mentores expertos, ayudarles en el bussiness plan para favorecer la creación de nuevas empresas y encaje de ellas con todos los elementos del sistema que les pueden ser útiles”.

Con ello también se fomenta el crecimiento de las empresas biotecnológicas, que incluye la formación y la atracción de talento, y aumenta su eficiencia con directores de negocio que conozcan este campo, y evalúen cómo pueden impactar las escuelas de negocio existentes en la formación directivos en el sector, cómo atraer expertos extranjeros y cómo potenciar la especialidad que puedan tener pequeñas empresas individuales y buscarles complementariedades. “Con todo ello logramos que sumen con socios en Cataluña, en el resto de España, Europa y el mundo, sean empresas farmacéuticas, hospitales o centros”, detalla Vendrell.

Una de las últimas actividades en la que participó Vendrell en representación de Biocat fue una mesa redonda celebrada el Día del Emprendedor, en la que se debatieron los pros y contras de establecer colaboraciones entre distintos agentes y dónde se encuentran las barreras. A este respecto, Vendrell señala que Biocat intenta facilitar este proceso, con asesoramiento en la parte de estrategia de tecnologías de la información y, a largo plazo, trabajar en barreras normativas que existen a nivel de colaboraciones. Además, diseña productos concretos, como la creación de alianzas de manera proactiva, que identifica campos de interés común, así como buscar a los agentes, sentarlos en la mesa y, si les interesa, ayudarles a redactar el propio proyecto y a buscar financiación, ya sea en la Generalitat, en el CDTI, o en proyectos europeos.

Un ejemplo de estas alianzas es el proyecto Neogenius, que ha reunido a empresas como Almirall, Esteve y Uriach con otras de menor tamaño. Para Vendrell este proyecto Cenit ha sido pionero porque estas empresas “competían por el nicho farmacéutico en España”, pero los retos que tiene hoy el sector, con grandes alianzas de multinacionales, son de tal dimensión que “para poder ser realmente competitivas tienen que buscar sus complementariedades”. Éste fue el primer proyecto en el que estas grandes empresas catalanas se sentaron para discutir cómo poner en común intereses, construir un proyecto y dar financiación a empresas subcontratadas: parques, organismos públicos de investigación o pequeñas biotech. Ese proyecto, Genius Pharma, se ha renovado ahora con Neogenius.

Sin embargo, actualmente, menos del 20 por ciento de empresas establecen alianzas fuera de las fronteras españolas. Vendrell lo achaca a que son creadas por investigadores que no conocen el campo internacional y a la propia dinámica de interacciones, que hace que se colabore con las empresas de alrededor.

La directora general de Biocat, Montserrat Vendrell, afirma que para hablar de un modelo catalán de start ups debe citarse el modelo de creación de centros de investigación. “Éste fue el primer paso, de mano de Andreu Mas Collell, cuando estaba en la Generalitat, apostando por centros de creación independientes de las universidades, por talento, con gente que venía del extranjero y con un proyecto para atraer estos investigadores y crear conocimiento en muchos ámbitos”, recuerda.

Muchos de estos centros se ubicaron ya en parques científicos, en proyectos pioneros como el Parque Científico de Barcelona, creado en 1997, que aloja centros como el Instituto de Investigación Biomédica (IRB) que dirige Joan Guinovart y del que Joan Massagué es director adjunto. “Ya ahí se pensó en crear un centro de excelencia como el instituto, con servicios de apoyo a la transferencia y la creación de empresas como la Fundación Bosch y Gimpera, una incubadora de empresas y también espacio para empresas consolidadas, con servicios técnicos y de apoyo”, afirma Massagué.

A este respecto, indica que la creación de estos entornos innovadores “son como biocats a pequeña escala, un cluster pequeño donde se ponen en contacto colaboraciones público-privadas y se empezó a crear un espacio donde esa cultura era posible”. Ahora, según él, “los postdoc y los becarios tienen un entorno muy distinto al clásico, en el que los indicadores y valores que se potenciaban eran publicar y publicar”.