n Estas terapias son mucho más selectivas y menos agresivas que la quimioterapia
n La compañía tiene ya dos compuestos en fase III para pulmón, mama y ovarios
Francisco Rosa
Viena
Boehringer Ingelheim ha hecho una apuesta fuerte por la investigación y desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer, actividad en la que trabajan 400 científicos repartidos por las instalaciones que tiene la compañía en todo el mundo. El grueso de ésta tiene lugar en el Centro de Investigación de Viena, donde el pasado 10 de mayo se celebró una conferencia con varios científicos que detallaron los avances de BI en el desarrollo de nuevas terapias dirigidas, que servirían para actuar, principalmente, contra el cáncer de pulmón, el de mama y el de ovario.
“Las terapias dirigidas interfieren en el crecimiento y la división de la células tumorales de diferentes maneras y en varios puntos durante el desarrollo, crecimiento y expansión del cáncer. Se centran en determinadas proteínas que provocan el crecimiento y la división incontrolable de las células cancerígenas”, señaló Kenneth O’Byrne, director clínico del Área de Hematología, Oncología, Radiología y Transplantes de Médula en el Hospital St. James’s de Dublín.
A este respecto, cabe destacar que son varios los compuestos con investigación en marcha. El primero de ellos es el BIBF 1120, un fármaco oral en fase III, cuyo nombre comercial está previsto que sea Vargatef. Se trata del primer inhibidor triple de la angioquinasa, que limita a su vez la formación de nuevos vasos sanguíneos que nutran y desarrollen el tumor. Así, actuaría simultáneamente en los receptores de los factores de crecimiento VEGFR (endoteliovascular), PDGFR (plaquetas) y FGFR (fibroblastos), los cuales juegan un papel importante en el crecimiento tumoral. Los ensayos clínicos más avanzados (fase III) se han logrado para cáncer de pulmón y de ovario.
“La angiogénesis (acción que realiza la angioquinasa) es una función vital que ayuda al crecimiento de nuevos vasos sanguíneos, clave, por ejemplo, en el desarrollo embrionario. Respecto al cáncer, esta función contribuye a dar oxígeno y nutrientes al tumor, favoreciendo su crecimiento y la división de las células, pudiendo dar lugar a la metástasis. De ahí la importancia de su inhibición en estos casos”, explicó el James Spicer, conferenciante en Medicina Oncológica del King’s College de Londres.
Asimismo, cobra una gran importancia el desarrollo de Afatinib, un compuesto también oral que actúa en la inhibición del receptor del factor de crecimiento epidérmico EFGR / HER 1 y el receptor epidérmico humano HER 2, implicados en el crecimiento y la diseminación del tumor. Actualmente, se investiga su eficacia en varios tipos de tumores, como el cáncer de pulmón no microcítico (fase III), el de mama (fase III), así como el de cabeza y cuello, gliobastoma y colorrectal. El nombre comercial previsto por la compañía para este fármaco es Tomtovok.
A su vez, los científicos de la farmacéutica germana están avanzando en otros ensayos que pretenden demostrar la eficacia de la molécula BI 6727 (volasertib) para la inhibición de las quinasas del ciclo celular (Plk 1). Estas proteínas tienen también un papel relevante en el crecimiento y la división celular. Actualmente está en fase II de investigación para las indicaciones de cáncer de ovarios, urotelial y de pulmón no microcítico y su administración sería oral o intravenosa.
La importancia de estos avances es superlativa si se tiene en cuenta que, según estimaciones del Worldwide Burden Cancer, las muertes provocadas por esta enfermedad ascendían a 7,6 millones en 2008. Una cifra que se verá casi duplicada en 2030, cuando se prevé que fallezcan unos 13,2 millones de personas si no se producen los avances necesarios.
El de pulmón es el más letal con 1,38 millones de muertes al año, seguido del de mama, 458.367 muertes; el de cabeza y cuello, 300.000; y el de ovario, 140.000.