Redacción Madrid | viernes, 06 de abril de 2012 h |

La multinacional india Aurobindo es, de las cuatro compañías que firmaron las subastas, la única con un historial de producción demostrable como para no albergar dudas en el abastecimiento que necesita cumplir con el gobierno andaluz. Presente en 125 países, Aurobindo emplea a más de 9.000 profesionales y cuenta con 14 plantas de fabricación en todo el mundo, además de estar consolidada entre los principales productores en el área de la hipertensión arterial. Por tanto, la simvastatina, único principio activo con el que han concurrido a las subastas, estará asegurada en los almacenes del Servicio Andaluz de Salud.

Gabriel Díaz, director general en España de la multinacional, desgranó para EG su apuesta por un modelo que conocen bien “por sus experiencias en Alemania y Holanda”. “Tenemos más de 1.500 clientes en toda la Unión Europea, que superan el volumen del consumo nacional español. Podemos garantizar el suministro nacional de todo nuestro portfolio en base a nuestra producción y suministro histórico de cada producto”, argumentó.

A este respecto, Díaz está convencido de que el papel de Aurobindo es adaptarse a las distintas regulaciones que se presentan en las regiones. “Cada comunidad implementa sus respectivas medidas regulatorias respecto a la contención del gasto: copago, catalogo, subasta, modelos diferentes de prescripción o dispensación… Los laboratorios farmacéuticos no tenemos la potestad de regular el mercado, solo de adaptarnos a las diferentes normativas e intentar contribuir a mejorar la salud”, aseveró.

Tensión y presiones

No se debe olvidar, por otro lado, que existen varias partes del sector que no solo no creen que el modelo de subastas no contribuya a la sostenibilidad del sistema, sino que incluso tiene un recurso de inconstitucionalidad. De hecho, a 48 horas de las elecciones andaluzas, la consejera del ejecutivo regional, María Jesús Montero denunció presiones sobre las compañías para que no firmaran el compromiso.

Díaz reconoció la existencia de dichas coacciones, aunque les restó importancia al asegurar que “no fueron nada especiales”. “La presión por mantener los modelos cuando existen cambios, son normales. Los recibimos a diario en muchos países. Los grupos de interés, como fabricantes o distribuidores, intentan ejercer presión para conseguir defender sus intereses”, espetó.

Sin embargo, descartó la idea de sufrir represalias por apoyar un modelo que la mayoría de agentes ha criticado. “Todos tenemos que cambiar por la presión que ejerce el mercado. Nosotros respetamos todas las posturas y trabajamos para crear sinergias con todos los agentes”, concluyó.