| viernes, 14 de mayo de 2010 h |

El sector farmacéutico es, como se ha demostrado históricamente, uno de los que tienen mayor importancia en el ámbito de la I+D en el mundo y en España. Además, es un sector que siempre se ha comportado con responsabilidad y que ha apoyado a los distintos gobiernos centrales y autonómicos a la búsqueda de la sostenibilidad del sistema. Por ese motivo, y a pesar de que sea discutible la necesidad de controlar aún más el gasto farmacéutico, el Gobierno, como muestra de responsabilidad, tiene que intentar minimizar los daños que se puedan infligir a un sector como el farmacéutico. La semana pasada, el presidente de Farmaindustria, Jesús Acebillo, propuso ante el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, establecer una política temporal de descuentos a las comunidades autónomas como medida alternativa a la bajada de precios. De este modo, el balance final de la factura farmacéutica tendría la misma reducción que una rebaja lineal, pero con unos efectos mucho menos devastadores, especialmente sobre las multinacionales y las compañías de origen nacional que están en proceso de internacionalización.

Hay tiempo para analizar la propuesta y matizarla por parte de los ministerios de Economía, Industria, Ciencia y Sanidad. No obstante, también se debería trabajar con las farmacias para no cargarles un peso que las llevara a una situación sin futuro, así como asegurar que el dinero que se devuelva a las comunidades autónomas se destine al pago de la factura farmacéutica para evitar que el esfuerzo de las compañías no sea percibido así por parte de las compañías.

Esta alternativa evitaría el efecto dominó sobre los precios del resto de los países europeos. Un efecto multiplicador que repercutiría posteriormente y de manera muy negativa sobre las filiales españolas y su fortaleza en el seno de cada una de las compañías así como las inversiones que éstas realizan en España. El sector, el empleo de calidad, el cambio de modelo productivo y la sociedad en España, lo necesitan.