El IESE de Madrid organizó un encuentro para debatir el apoyo institucional y las ayudas para afrontar con éxito la salida al MAB

Todos los asistentes coincidieron en que las instituciones deben apoyar a través de incentivos fiscales tanto a compañías como a inversores

| 2010-06-11T16:54:00+02:00 h |

Alfonso Martínez

Madrid

En una época de incertidumbre, tanto para las compañías como para los inversores, propiciada por la crisis financiera que atraviesa nuestro país, las pequeñas y medianas empresas ven cada vez más difícil obtener financiación para continuar con sus proyectos. Es por esta razón que el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) se ha convertido en una pieza clave para intentar que las pymes puedan continuar el desarrollo de estos proyectos. Así lo aseguró Eduardo González, miembro de la Junta directiva de Asebio, en un desayuno organizado la semana pasada por el IESE y cuyo tema central fue: “Apoyo institucional y claves para una salida al MAB”. Para González, el MAB es “la clave para la financiación de las empresas” y también sirve “para ver el valor real de las compañías y para que los inversores puedan diversificarse en distintos sectores no representados hoy en la bolsa”.

La crisis económica no ha favorecido un problema crónico para el sector farmacéutico español. Su financiación se antoja cada vez más difícil debido a la desconfianza que los inversores muestran ante la coyuntura económica y que ha propiciado que tan sólo arriesguen cuando ven algo que sea seguro y aporte beneficios a corto plazo. Ante esta situación, según el miembro de la Junta directiva de Asebio, el caso de las empresas biotecnológicas es aún más complicado debido a que es un sector joven que aún se tiene que desarrollar y crecer para que la confianza de los inversores también vaya en aumento.

Para González, resulta paradójico que en las primeras fases de la investigación las compañías no suelan tener problemas a la hora de encontrar inversores. Es en las fases siguientes cuando aparecen los problemas para encontrar apoyo financiero. El motivo no es otro que el presupuesto necesario, que es cada vez mayor. Hablamos de una cifra que oscila entre los dos y los cinco millones de euros, y es por esta razón que las compañías tienen que buscar fondos en el extranjero.

Asebio ve “fundamental” la salida al MAB, porque ahí se encuentra el grueso de los inversores que buscan otras alternativas donde invertir su dinero.

Incentivos fiscales

Junto a González, también participaron en este debate los presidentes de la Asociación Española de Entidades de Capital de Riesgo (Ascri) y de la Asociación para el Desarrollo de la Empresa Familiar de Madrid (Adefam). Todos coincidieron en la necesidad de que las diferentes instituciones, nacionales y autonómicas, apoyen a través de beneficios fiscales tanto a las compañías como a los inversores que quieran invertir en las empresas que deciden abrirse camino en este tipo de mercado alternativo. Al menos así lo pidió Ramón Cerdeiras, presidente de Ascri, quien consideró los incentivos fiscales como algo “indispensable para que esto funcione”.

Son varias las comunidades autónomas que han aprobado una serie de medidas para incentivar a aquellos que quieran invertir en el MAB. Una de ellas es la Comunidad de Madrid, en donde aquellos que inviertan en acciones de empresas que coticen en el MAB tendrán una deducción del 20 por ciento sobre la cuota íntegra del IRPF.

Las otras tres comunidades que también han aprobado ya planes de apoyo a empresas que opten por cotizar en el MAB son Galicia, que establece ayudas económicas a empresas; Murcia, que lo hace en términos parecidos pero de diferente cuantía; y Cataluña, que incentiva fiscalmente la inversión de particulares.

Información y confianza

Para conseguir un MAB eficaz y que funcione como lo ha hecho en países como Reino Unido, donde ya cotizan más de 1.200 empresas, es necesario, según Clemente González, presidente de Adefam, “tener inversores privados y que éstos tengan a su vez beneficios fiscales por invertir en el MAB”.

Para él, el principal problema no está en las ayudas o incentivos fiscales que se puedan dar a las empresas o al inversor, sino en que “las compañías quieran y confíen en salir al MAB”. Para conseguir esa confianza sería necesaria, añadió, “una mayor transparencia en la información” sobre el funcionamiento de este mercado alternativo.

Ventajas e inconvenientes

Para poder acceder al MAB no se exigen muchos requisitos legales a las compañías. Deben tener una antigüedad superior a los dos años y acreditar unos fondos propios. El incorporarse a este mercado, no obstante, presenta una serie de inconvenientes, como un mayor volumen administrativo, costes adjuntos para la empresa y liquidez escasa que puede retraer a los inversores. Además, la empresa debe contratar a un banco —que se lleva un 5 por ciento del importe de la venta—, a un asesor registrado permanente y a una asesoría jurídica para gestionar todo el procedimiento.

Las ventajas que ofrece también son varias, como que este tipo de operaciones están valoradas por clientes, proveedores y bancos porque aportan transparencia a la compañía. A los inversores les aporta la posibilidad de diversificar sus carteras y de acceder a incentivos fiscales.