La compañía tiene siete productos de investigación propia y actualmente se centra en el área respiratoria
| 2010-06-11T16:53:00+02:00 h |

irene fernández

Madrid

Fue en 1943, en plena posguerra española, cuando Almirall comenzó su andadura en la industria innovadora. Ya desde sus inicios poseía una “clara vocación investigadora”, según afirma Pere Berga, su director de Gestión de I+D en la actualidad. De hecho, en la primavera de 1961 amplió el laboratorio, que albergaba ya un departamento de investigación. Aunque no fue hasta la década de los setenta cuando se inició la verdadera política investigadora con claras perspectivas de futuro.

Una aptitud que ha convertido a la multinacional de origen catalán, hoy por hoy, en la tercera compañía española que más invierte en I+D, detrás de Telefónica e Indra, en el ranking europeo de las 1.000 compañías que más invierten en investigación y desarrollo. Sólo en 2009, destinó a esta área un 13,1 por ciento de sus ingresos y más de un 15 por ciento de la plantilla (121 millones de euros y 550 personas).

Los progresos de la compañía en I+D han ido en aumento y en los últimos meses se han percibido especialmente en el área respiratoria. El primer estudio en fase III de Ekira (bromuro de aclidinio DCI) —su registro se prevé en 2011— dos veces al día finalizó en enero con resultados muy positivos en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Asimismo, estos resultados fueron consistentes con el estudio comparativo de fase II con tiotropio y placebo. Ahora, se están llevando a cabo otros dos de fase III del bromuro de aclidinio dos veces al día, de los que se esperan resultados entre la segunda mitad de este año y principios del que viene.

No es el único ensayo en Respiratorio. También se están llevando a cabo dos en fase IIb con una combinación de dosis fija del bromuro de aclidinio más formoterol dos veces al día, que continúa según lo previsto, y del que se esperan tener resultados topline a finales de año. Además, se está desarrollando LAS100977 (OD LABA), un potente beta agonista y también un pilar importante de la franquicia respiratoria de Almirall, que cubre una amplia gama de opciones en el tratamiento del asma y de la EPOC.

Pero una empresa cuya principal motivación estratégica es la investigación, ¿qué medidas adoptará para mitigar los recortes que afectan a los medicamentos innovadores? “Trataremos de optimizar los activos al máximo y adaptar los recursos”, asegura el director de I+D. Es decir, perseverar en la disciplina de costes y generar ahorros; contar con productos en crecimiento con lanzamientos como Tesavel (sitagliplitina) en España, para la diabetes tipo II; y buscar licencias y adquisiciones.

También en EM

Su pipeline es muy amplio (ver tabla) y también incluye dos importantes compuestos en fase avanzada de desarrollo para los cuales ostenta derechos de comercialización paneuropeos: linaclotida (licencia de Ironwood) y Sativex (licencia de GW Pharma). En relación al proceso de registro de este último para el tratamiento de la esclerosis múltiple (EM) entra justo ahora en su fase final. Además, otro estudio lo respaldó para un fase III con la indicación de dolor oncológico.

Sin embargo, estar a la vanguardia de la investigación conlleva esfuerzo. En la actualidad, los fármacos de Almirall están presentes en más de 70 países (Europa, Estados Unidos o Japón). Cuenta con siete moléculas comercializadas y ampliamente conocidas, como ebastina (Ebastel) o almagato (Almax). Y “contar con siete de investigación propia no está nada mal, teniendo en cuenta que el proceso para llevar una al mercado es largo y costoso (10 ó 12 años y unos 800-1.000 millones de dólares)”, explica Berga.