c. r. Madrid | viernes, 04 de octubre de 2013 h |

La apuesta de las asociaciones de pacientes por la sostenibilidad de un sistema público de salud tiene varias vertientes. Así lo pusieron de manifiesto los representantes de tres organizaciones: Alcer, Fecma y Cesida. Una de ellas se manifiesta en las acciones de apoyo que estas organizaciones realizan de manera periódica. Alcer es un buen ejemplo. Realiza, como explicó uno de sus representantes, Jesús Molinuevo, foros y talleres educativos y formativos; facilita atención dietético-nutricional; atención psico-social; gestiona el lugar en el que un paciente que se va de vacaciones puede recibir diálisis…

Otro ejemplo es el programa “Pares” que coordina Cesida, la Coordinadora estatal de enfermos de sida. Carlos Varela, su secretario general, trasladó los resultados del programa de 2012: se realizaron 1.319 intervenciones a un total a 1.229 personas. Según Varela, este programa ha demostrado su eficacia en los pacientes, que han conseguido gestionar su salud “de manera integral”, mejorando su calidad de vida, aumentando su autonomía y combatiendo la estigmatización asociada al sida.

Más allá de la asistencial, otra vertiente de la apuesta de las asociaciones tiene que ver con las propias reivindicaciones de los pacientes. Tanto Varela como Josefa Madrid, de la Federación de Mujeres con Cáncer de Mama (Fecma), criticaron el copago farmacéutico hospitalario.

Preocupada por la posibilidad de que las dificultades presupuestarias “puedan repercutir en el acceso a la innovación”, Fecma incidió sobre el papel de las asociaciones, que no quieren ser “ni un servicio sanitario, ni un alboratorio de investigación, ni una administración gestora”. Madrid dejó constancia de que la ministra ni siquiera mencionó a los pacientes en su comparecencia en el Congreso: “Se habla de los pacientes, pero sin los pacientes”, dijo.