José María López Alemany Director. División de Consultoría de Wecare-u. | viernes, 18 de julio de 2014 h |

Por más vueltas que le doy, y no soy el único, no entiendo por qué el Ministerio de Sanidad se empeña en minimizar el ahorro que se logrará con la aplicación de la Orden de Precios de Referencia (OPR). Según sus cuentas, será de solo 43 millones de euros al año, un 0,47 por ciento de la factura de 2013. Solo se me ocurren dos opciones. La primera, y más factible, que se diga para justificar que a pesar de que su aprobación ha llegado tras un periplo cuando menos ‘curioso’ (aprobación de un primer proyecto de OPR, varapalo del Consejo de Estado, redacción de real decreto y, por último publicación definitiva de la ORP) no se ha afectado a la sostenibilidad del sistema. Si se dijera que la OPR iba a ahorrar 400 millones, alguien podría querer buscar responsables por la falta de ahorros en estos 15 meses. La otra opción es que se quiera poner el foco del ahorro sobre las agrupaciones homogéneas, pero no lo entiendo muy bien ya que ambas son complementarias.

La complementariedad de esas dos herramientas la veo como los pedales de una bicicleta. Cada pedalada hace avanzar más al vehículo y permite a la pierna contraria trabajar para dar otra pedalada. Las agrupaciones homogéneas actúan entre presentaciones iguales y modifican cada mes los precios más bajos y cada trimestre con los precios menores. Esas bajadas a lo largo de un año generan diferencias de coste/tratamiento/día entre presentaciones distintas de un mismo principio activo. Pero no hay problema. Es algo que la actualización de los precios de referencia se encarga de solucionar ya que iguala los coste/tratamiento/día de todas las presentaciones que tengan un mismo principio activo y la misma vía de administración, a excepción de las presentaciones que se beneficien de un precio de referencia ponderado, que es otra historia. Solo del ámbito de la farmacia comunitaria, al menos 3.976 presentaciones han tenido que bajar su precio a la entrada en vigor de la OPR, por ese efecto de segunda pedalada.

A pesar de todo, hay que reconocer al Ministerio de Sanidad que ha sido sensible a muchas de las peticiones del sector, tanto hasta la elaboración del proyecto de la OPR actual, como a consecuencia de las alegaciones del sector, que han sido recogidas en el texto definitivo publicado en el BOE. De este modo, me gustaría resaltar que 138 presentaciones adicionales tienen precios de referencia ponderados, lo que hacen un total de 332, que permitirán alejar el fantasma de la discontinuación de tratamiento.

No obstante, lo que no terminan de entender las autoridades son las diferencias de coste al fabricar formas farmacéuticas distintas o combinaciones de fármacos diferentes. No es lo mismo una cápsula y un jarabe o una formulación bucodispersable o efervescente, al igual que no es lo mismo que un determinado producto lleve o no un adyuvante como puede ser la sal de arginina e ibuprofeno. Por ese motivo, la actualización de agrupaciones homogéneas no afectan a sus precios ni a la viabilidad, pero la segunda pedalada, con los precios de referencia, hacen inviables muchos productos al no tener en cuenta sus peculiaridades. Y es que el precio de referencia, además de la vía de administración debería tener en cuenta otros parámetros, como un fijo a añadir en función de la forma farmacéutica. Sería más lógico.

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