Miguel Valdés

Director general de Fedifar

| 2010-06-23T14:45:00+02:00 h |

alberto cornejo

Madrid

Las distribuidoras europeas siempre han tenido una alta estima a las compañías españolas y el modelo solidario en el que operan. De ahí que no fuesen pocas las ocasiones que durante la recién celebrada 51ª reunión Anual de la patronal europea, GIRP, sus representantes preguntasen a Miguel Valdés, director general de Fedifar, que acudió en representación de los mayoristas españoles, las consecuencias que en su funcionamiento pueden tener las nuevas medidas de recortes implantadas en el sector farmacéutico nacional. “Probablemente, por aquello de que cuando las barbas de tu vecino veas pelar…”, sugiere Valdés para justificar dicho interés.

Pregunta. Según lo debatido en este encuentro, quedó patente que, en líneas generales, la distribución europea no pasa por su mejor momento, ¿no?

Respuesta. Así es. El modelo de amplia gama, que en España hemos llamado modelo solidario, está en entredicho. Este modelo se basa en que con ciertos medicamentos rentables de distribuir, por su precio o rotación, se subsidia el suministro de aquellos fármacos muy baratos o de raro uso, aunque necesarios para el paciente. Este equilibrio se está perdiendo en la mayor parte de países de Europa, ya que muchas de esas operaciones, a priori rentables, están desviándose a otros canales, saltándose la distribución tradicional.

P. Dentro de esa generalidad, ¿las que operan en España o Grecia tienen un contexto aún peor?

R. Las comparaciones son difíciles en un sector como el nuestro, ya que también deben analizarse los respectivos sistemas sanitarios. No diría que en España los mayoristas estén atravesando una situación más delicada que en otros países. Es cierto que se han implantado medidas muy serias y dañinas para su futuro, pero la situación estructural en España es mejor que en la mayor parte de los países de nuestro entorno.

P. Así que, pese a estos recientes golpes, ¿no peligra la salud de nuestro modelo de distribución?

R. Creo que las distribuidoras que operan en países como Reino Unido, Países Bajos, Italia, la propia Grecia y algunos otros estados del Este cambiarían sin dudar su entorno por el entorno en que trabajan las empresas españolas.

P. En este evento, ¿fueron muchos los compañeros que se interesaron por las últimas novedades acontecidas en España?

R. Ya tenían alguna información sobre ello, y sólo hubo que aportarles algunos detalles. Mostraron un especial interés por las medidas de control del gasto recogidas en los dos últimos reales decretos leyes. Quizá por el temor a que medidas así también sean adoptadas en sus países.

P. Desde el GIRP se aboga por “una revisión del sistema retributivo” para aclarar el futuro a corto plazo de la distribución, ¿verdad?

R. No es un asunto que haya que resolver en unos pocos meses, ya que su debate tiene largo recorrido, pero no cabe duda que tanto en España como en otros países nos tendremos que plantear tarde o temprano un modelo de retribución alternativo para mantener nuestro modelo solidario.

P. ¿La mejor solución para mantener calidad del servicio?

R. La tendencia actual del mercado de los medicamentos destaca por la subida de precios de las nuevas moléculas mientras que baja el coste de aquellas que pierden la protección de patente, aumento del consumo hospitalario por encima del consumo en farmacia comunitaria… Basta con hacer una proyección a largo plazo para toparnos con un serio riesgo de sostenibilidad económica del sector. No cabe duda de la necesidad de establecer un modelo retributivo que garantice la viabilidad futura de este eslabón de la cadena.

P. En esta reunión también hubo una posición común en rechazar la trazabilidad unitaria.

R. El GIRP ha mostrado siempre su disconformidad a que se obligue a la distribución a capturar y mantener el registro del código unitario. En primer lugar, porque no se dispone aún de una tecnología adecuada para su lectura automática, y segundo, porque mientras esto siga así es imposible que los almacenes registren cada envase sin reducir su servicio y aumentando sus costes hasta niveles absurdos.