Los presupuestos sanitarios regionales de 2011 no son ninguna excepción a los anteriores, sino que dan un paso más en la utopía de pensar que, por querer ahorrar, se va a ahorrar
| 2011-01-07T16:15:00+01:00 h |

Las leyes de presupuestos regionales de 2011 marcan un antes y un después en el Sistema Nacional de Salud que conocemos, el descentralizado. Es la primera vez en toda su existencia que los presupuestos sanitarios se reducen, por mucho que las consejerías de Sanidad intenten maquillar la realidad poniendo énfasis en determinados porcentajes o se entretengan en comparar el dinero que les queda con respecto a otros departamentos aún peor parados que los sanitarios.

La crisis ha llegado a la sanidad, ha llegado para quedarse y que se ‘agarren los machos’ los agentes de la cadena del medicamento porque 2011 empieza, como todos los años, con muy buenos deseos pero con una realidad que dejará mucho que desear. Después de un 2010 perfectamente olvidable, igual dentro de 12 meses queda alguien que lo recuerda con cariño.

Porque la realidad del año farmacéutico que empieza está directamente relacionada con la irrealidad autonómica a la hora de presupuestar su gasto en recetas médicas. Una cosa es presupuestar a la baja, que es algo lógico y evidente en una comunidad autónoma, un negocio o un hogar particular. Nadie en su sano juicio elabora un presupuesto con la intención de gastar de más. Al contrario. Pero hay unos gastos ineludibles con los que es preciso contar.

En el caso de la partida dedicada a cubrir los gastos de farmacia a esto se une el hecho de que es una partida ampliable. El resultado es un presupuesto que te permite presumir a comienzos de año pero te deja en cueros a mediados de junio.

Los de 2011 no son ninguna excepción, sino que dan un paso más en la utopía de pensar que, por querer ahorrar, se va a ahorrar. Como consecuencia, la partida de farmacia es un 10 por ciento inferior al gasto real de los últimos 12 meses.

Mucho deben confiar los consejeros y consejeras en los resultados de las medidas derivadas de los decretazos. Y ojalá sea esta la razón de estos presupuestos. Porque si realmente no lo es, sólo queda una pregunta lógica: ¿qué ronda en la mente de esos consejeros y consejeras para conseguir semejante ahorro en fármacos?