“Tenemos muchos retos por delante. En previsión de lo que podía ocurrir hoy (en alusión a los resultados de las elecciones del 5 de mayo del CGCOF) ya tengo programado un mes próximo lleno de reuniones importantes para la profesión”.

Dos cuestiones dejan entreverse en estas declaraciones de Jesús Aguilar realizadas a los medios minutos después de ser reelegido como presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos para una nueva (tercera) legislatura. La primera de ellas es, si no conocimiento o trabajo de campo, sí confianza respecto a los resultados que iba a cosechar en estas elecciones, donde obtuvo el 75 por ciento de los votos de presidentes de COF. La otra, que, una vez cerrado el proceso, la hoja de ruta de la entidad volverá a retomar su velocidad de crucero.


Al margen de la continuidad en proyectos y gestión que asegura la reelección del comité directivo, hay asuntos que ya estaban sobre la mesa y con independencia a los resultados de estas elecciones. Uno de ellos es la elaboración y publicación de unos nuevos estatutos para la corporación que sustituyan al todavía vigente Reglamento de 1977. Un proyecto que se inició en diciembre de 2020 y que, tal como confirma Aguilar, sigue sus pasos. “Ya hay un documento técnico elaborado de forma externa. Este mes se constituirá una Comisión de Presidentes para perfilar el texto y esperamos pueda votarse en asamblea en este mismo 2021”, expuso Aguilar.

Junto a esta iniciativa, también se dará continuidad a otras estrategias ya emprendidas por el comité directivo en la etapa recién cerrada, como es el caso de la ‘agenda social y sanitaria’ de la profesión farmacéutica —alineándose muchos de sus puntos con la propia agenda 2030 de la ONU y Objetivos de Desarrollo Sostenible—, un plan digital de la farmacia, avanzar en la Mesa de la Profesión Farmacéutica, culminar la implantación de la receta electrónica privada

En definitiva, y parafraseando al relegido presidente, “muchos retos por delante” tras estas elecciones. Y sin olvidar que todos ellos coexistirán y ‘convivirán’ con los propios retos —habidos o por haber— a los que obliga la pandemia de la COVID-19.