Hace pocos días, la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE) propuso el regreso de la dispensación de medicamentos de diagnóstico hospitalario (DH) en las farmacias. La proposición consiste en una compra compartida, donde el hospital adquiriría el medicamento al mejor precio, mientras la distribución junto a las oficinas de farmacia pagarían una parte y obtendrían el respectivo margen legal. Con ello, argumentan, los hospitales ahorrarían cerca de 570 millones de euros y el paciente tendría más accesible su tratamiento. Este es el último capítulo de una serie que tuvo su origen en la salida de ciertos medicamentos desde las boticas hacia las farmacia de hospital y que desde la patronal pretenden abrir de nuevo el debate sobre cuál es el canal idóneo para su dispensación.
“Con la legislación vigente entendemos que los medicamentos de DH son de diagnóstico en hospital y de dispensación en oficina de farmacia, sólo hay que implementar los conciertos entre la CC. AA y el consejo del COF de cada autonomía. También ciertos medicamentos de uso hospitalario (H) podrían ser de DH” —aunque en este caso, apostillan, requeriría del visto bueno de la Aemps—, explica a EG Leopoldo González, vicepresidente 2º de FEFE. Por tanto, desde la patronal justifican no sólo el retorno de los medicamentos que recalaron en los hospitales, también aquellos que no necesitan de un especial control o monitorización y que, en ocasiones, requieren de la intervención del propio farmacéutico comunitario para ayudar en su administración. “Los pacientes muchas veces vienen a las oficinas a preguntarnos dudas sobre cómo tomar sus medicamentos, porque a un porcentaje alto les mandan su medicación a través de mensajería. Esto hace pensar que muchos se pueden dispensar en las farmacias”, opina González.
La propuesta de FEFE se trata de una compra compartida donde farmacias y distribución se harían cargo de los primeros 91,63 euros PVL (143,05 PVP). Los hospitales sufragan el monto restante al precio que acuerden con el laboratorio. “Es una propuesta razonable para que cada autonomía negocie los precios. Después de la experiencia de la pandemia donde los pacientes no podían ir a hospitales o centros de salud, es el momento de lanzarlo y con ello podemos ayudar a las administraciones públicas”, afirma el vicepresidente de FEFE.
Origen de un desencuentro
El tema de que la dispensación de medicamentos de ámbito hospitalario en los hospitales —tanto aquellos medicamentos de diagnóstico hospitalario sin cupón precinto (DHSC) como aquellos medicamentos actualmente clasificados como Hospitalarios (H)— puedan reclasificarse es un debate que lleva cerca de 15 años sin que hasta el momento se haya encontrado una solución satisfactoria para las partes implicadas. Desde hace unos años, especialmente entre 2008 y 2010, varias administraciones sanitarias autonómicas dictaron una serie de normativas por las que determinados medicamentos de diagnóstico hospitalario (DH) dejaron de dispensarse en farmacia comunitaria. Comenzaron, de esta manera, un camino de no retorno hacia los hospitales, que consiguieron la exclusividad de muchos tratamientos.
Esta circunstancia ha sido un proceso paulatino que ha despertado reticencias entre los organismos representantes de la farmacia comunitaria. En 2012 la Administración central publicó una resolución con una relación de medicamentos de DH que pasaron a dispensarse en SFH clasificándolos como medicamentos de diagnóstico hospitalario sin cupón precinto (DIHSC). Posteriormente los DIHSC han continuado ampliándose, aumentado los medicamentos de DH que se dispensan en los SFH (vacunas, fármacos antihepatitis C, inmunosupresores para artritis y psoriasis, hipolipemiantes, etc.)
La Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac) ha mostrado discrepancias en este tema argumentando que el cambio de ámbito de dispensación podría obedecer más “a razones económicas, dado el elevado coste de muchos de estos medicamentos y el margen de negociación de los SFH, que a razones de control y seguridad de los tratamientos”. Un razonamiento que compartió en su día el Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF) que ha propuesto la vuelta de la dispensación en farmacias de unos medicamentos DH que se entregan a pacientes externos y que no justifican un mayor control clínico. En esa misma línea, la organización colegial también pide reforzar el modelo colaborativo de dispensación de DH en farmacias para pacientes externos, puesto en marcha con los SFH en varias Comunidades Autónomas durante el Estado de Alarma y que, a día de hoy, se mantiene en cinco de ellas.
Sefac siempre ha expresado que su intención de que aquellos medicamentos que el paciente pueda utilizar a nivel sociosanitario, sean prescritos en el ámbito de la atención especializada o de la atención primaria (AP), deberían ser dispensados desde la farmacia comunitaria. Lo contrario, a criterio de Sefac, “obedece a intereses corporativistas y/o mercantilistas que nada tienen que ver con la mejora atención sanitaria al paciente ni la eficiencia del sistema”. Los medicamentos DH, han justificado desde la Sociedad en otras ocasiones, son aquellos que según ley deben ser diagnosticados en hospitales, “pero su administración y seguimiento puede realizarse fuera de los mismos”.
La propuesta de FEFE ha abierto de nuevo la veda sobre esta cuestión y desde Sefac trasladan que ya en 2012 propusieron un proyecto colaborativo, similar al que propone ahora la patronal, en el que la administración sanitaria adquiriría estos medicamentos, para beneficiarse de los descuentos por la compra conjunta que le permitiría hacer más sostenible la prestación farmacéutica, la distribución farmacéutica se encargaría de la parte logística, y la farmacia hospitalaria y comunitaria participaran en un programa de dispensación y seguimiento farmacoterapéutico compartido que reforzara la adherencia, la efectividad, la seguridad y el buen uso de estos fármacos a fin de mejorar los resultados en salud. La retribución a la farmacia comunitaria se realizaría por un pago por acto de dispensación a convenir entre los COF y la Consejería de sanidad correspondiente.
“Lamentablemente esta propuesta sigue siendo tan actual como entonces ya que ha habido pocas iniciativas en este sentido, y sin embargo ha aumentado significativamente la cantidad de medicamentos que se dispensa en los hospitales por motivos puramente económicos”, explican. Una situación que va en perjuicio “para muchos pacientes que tienen que acudir al hospital para acceder a estos medicamentos”.
Visión de la Farmacia Hospitalaria
Por su parte, la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) lleva defendiendo, desde el origen del desencuentro, que la DH en los SFH presenta mayores ventajas clínicas —como el nivel de adherencia o una atención especializada por el contacto con el resto del equipo asistencial y el acceso a la historia clínica— y económicas —ahorro al SNS de 500 millones de euros—. Justifican su responsabilidad al amparo del Real Decreto legislativo 1/2015, donde se recoge que la dispensación de medicamentos de uso humano que exijan una particular vigilancia, supervisión y control según la calificación otorgada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) corresponde a los SFH. Desde la farmacia comunitaria se ha sostenido que muchas presentaciones no requerían de ese especial control.
En los últimos años, desde la SEFH han sostenido que en este tema no sólo hay que fijarse en argumentos como la cercanía, sino en el coste-oportunidad que ofrece su presencia y dispensación en la FH. El quid de la cuestión es si los criterios economicistas se imponen a los clínicos. Desde los organismos que representan a la farmacia comunitaria estiman que priman los primeros, mientras que desde la SEFH aprecian un mayor beneficio al paciente con la dispensación de medicamentos de DH en el entorno hospitalario y que su regreso a las farmacias respondería a interés comerciales más que clínicos o asistenciales. Así lo sostenían en la publicación en 2017 del dossier ‘El valor de la Farmacia Hospitalaria’, una afirmación que fue matizada posteriormente frente a las críticas recibidas.
¿Qué opina la farmacia rural?
Una de las razones que esgrimen en la patronal es que la mejora de la accesibilidad debido a la dispensación de medicamentos de DH en las boticas favorecería especialmente al entorno rural. La Sociedad Española de Farmacia Rural (Sefar) por su parte reclama, más que la entrega del medicamento, mecanismos integrales para realizar “una atención farmacéutica colaborativa que incluye establecer objetivos conjuntos y comunicación con los farmacéuticos hospitalarios y pacientes”, expresa Jaime Espolita, presidente de Sefar. Es evidente, señala, que el paciente tendría más accesibilidad en zonas donde su centro hospitalario está a decenas de kilómetros, “pero la dispensación va más allá de la entrega, que puede hacerlo una empresa logística”. Espolita considera que el futuro no pasa por un margen sobre el precio de los medicamentos, sino por el pago por servicios. “A mí me lleva el mismo trabajo dispensar medicamentos que valen 12 mil o 500 euros, yo lo que quiero es que me paguen por paciente”. Su propuesta pasa por tener un contacto directo con los SFH, establecer objetivos conjuntos y actuar frente a problemas de medicación. “Está bien mejorar el acceso al paciente y que vaya a través de la distribución, pero es muy difícil tratar al paciente si no hay comunicación entre distintos niveles asistenciales”, razona.
Cada actor ha presentado sus credenciales en los últimos años respecto a la triada de argumentos —desde el punto de vista asistencial, legal y económico—. Aunque, pese a las dificultades, existen ejemplos de colaboración donde las posturas encontradas quedan a un lado. Una de las iniciativas que han llevado a cabo entre la SEFH, Sefac y Sefar es Telémaco, un proyecto de seguimiento colaborativo de los pacientes en tratamientos con estos medicamentos apoyado en las nuevas tecnologías, que “permite una mejora sustancial en la atención clínica”, sostienen desde Sefac. Además, consideran que es en “este marco de colaboración multidisciplinar donde deben encaminarse las propuestas de mejora de la atención al paciente no hospitalizado en tratamiento con medicamentos de uso y diagnóstico hospitalario”. Una opinión que comparte Jaime Espolita, que destaca que el objetivo es ir más allá de la entrega, para que el seguimiento del paciente se realice junto al farmacéutico hospitalario. “Se hace lo mismo que en el hospital, pero facilitando la vida al paciente. La logística sin valor añadido no tiene futuro, hay que meter en la ecuación la atención farmacéutica colaborativa y la comunicación constante entre profesionales”, concluye el presidente de Sefar.