Al hilo de la posibilidad (propuesta) de que las farmacias puedan dispensar test rápidos de diagnóstico de COVID-19, y en especial tras las ‘dudas’ manifestadas por Fernando Simón en torno a las dificultades que presenta la interpretación de resultados para ‘enfriar’ esta petición, la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac) ha recordado que desde el pasado mes de mayo tiene en marcha el curso ‘Pruebas serológicas rápidas de COVID-19’, por el cual viene formando en este ámbito a los farmacéuticos comunitarios.

Aunque la petición pasa, en su idea original, por facilitar la adquisición (dispensación) de estas pruebas a través de las boticas —con las garantías legales y sanitarias que no aportan otros canales donde actualmente están accesibles, como Internet— son los propios profesionales y expertos en Salud Pública los que han añadido la idoneidad de que los pacientes pudieran realizarse in situ estas pruebas para contar con el asesoramiento, ayuda e interpretación de resultados del boticario.

Una interpretación que los profesionales consideran estar capacitados por su mera formación académica… Pero que se refuerza con actividades expresas como la de Sefac.

Ofrecimiento para hacer test en la desescalada

Como ya informó EG, el objetivo inicial de esta iniciativa formativa de Sefac pasaba porque todos sus farmacéuticos comunitarios socios que estuvieran interesados en realizar este tipo de pruebas pudieran estar formados y preparados en el caso (no acontecido finalmente) de que las autoridades sanitarias, en el marco del plan de desescalada, autorizasen la realización de test de detección por parte de las farmacias

Este curso incluye precisamente entre sus contenidos el servicio profesional farmacéutico de detección rápida de anticuerpos IgG/IgM frente a SARS-CoV-2, apoyándose en una vertiente práctica, con diferentes casos en formato vídeo sobre la realización de las pruebas. Según una encuesta paralela a esta actividad realizada por Sefac entre sus socios,  el 90,2 por ciento de los farmacéuticos estaría dispuesto a hacer este tipo de test. Mientras, el 77 por ciento manifiestó que la farmacia en la que trabaja contaba con las instalaciones adecuadas para realizar estos test, y el 47,2 por ciento dispone de un contenedor de residuos biosanitarios.

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