José Manuel Paredero es farmacéutico de Atención Primaria de la Subdirección General de Farmacia y Productos Sanitarios del Servicio madrileño de salud (SERMAS) y también es el presidente de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP) desde hace poco más de seis meses. Antes ejerció durante más de 16 años como farmacéutico de Atención Primaria (FAP) en el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), donde realizó diversas funciones y ostentó varios cargos. Paredero ha atendido a El Global para explicar la visión y las demandas de la Sociedad en un momento donde el sector y la población demandan una mayor colaboración entre la farmacia y la atención primaria.
Pregunta. ¿Cuál es su balance durante estos pocos meses en el cargo como presidente de Sefap? ¿Qué destacaría?
Respuesta. Hemos empezado a sentar las bases de lo que queremos poner en marcha, pero ya teníamos muchas cosas avanzas que nuestros compañeros anteriores habían trabajado. Se podría destacar que durante estos meses se ha publicado el Real Decreto que regula la creación de nuevas especialidades en el SNS. Nos ha venido muy bien porque nos permite tener las reglas de juego de uno de nuestros grandes objetivos: la formación reglada y especializada para los farmacéuticos de AP, que es una reivindicación histórica del colectivo. Hace falta formación y experiencia que de la manera actual se consigue de forma errática y sorbe todo desigual. No es homogéneo en todo el territorio y esto genera una inequidad. Hay pacientes que tienen acceso a servicios de un farmacéutico de AP de una manera y para otros es de manera distinta.
Pedimos que se apueste por el desarrollo de las funciones en línea con el potencial que tenemos como colectivo
P. ¿Conseguir esa armonización en todas las CC.AA es una de las grandes frentes que abordar?
R. Nuestra labor no es igual en todo territorio nacional. En algunos sitios hace falta que se apueste por el farmacéutico de AP porque es una figura que no esta recogida como debiera y tendría que estar más presente. Si se quiere apostar por un modelo que ha demostrado su eficacia y sus beneficios, lógicamente es necesario que se inviertan más recursos, pero esto es desigual. Hay CC.AA como Madrid, Andalucía, Valencia, Galicia o País Vasco que apuestan por nosotros, pero hay otras que están mucho más estancadas. Queremos a animar a todos a que hagan el esfuerzo de equipararse y contemplar a los profesionales de la forma que se debe. Hay CC.AA donde los farmacéuticos de AP están en los centros de salud y realizan su labor dentro de un equipo multidisciplinar. Cada vez más CC.AA están reorientando sus propuestas para que se nos incluya en los centros de salud. Para nosotros ese es el camino, es ahí donde debe estar. Podemos hacer una mejor labor en coordinación y colaboración con todos los profesionales y tener un contacto directo con el paciente.
Hay que empezar a hablar de que las leyes recojan la posibilidad de modificar, suspender o finalizar determinados tratamientos cuando existen problemas de salud para los pacientes
P. ¿Ese impulso pasa por adquirir los conocimientos necesarios para realizar vuestro trabajo?
R. Una de las formas para igualar nuestra figura en las distintas Comunidades es disponer de una formación reglada y especializada que permita adquirir conocimientos que sólo se adquieren a día de hoy por la experiencia o bien por actividades de formación. Eso tiene sus limitaciones porque no siempre llega antes de que la persona se incorpore al centro del trabajo, sino después. Ahora podemos empezar reactivar que esto salga adelante.
P. ¿Cuáles son los desafíos más acuciantes?
R. Hay que potenciar nuestras funciones y la carta de servicios conforme a lo que tenemos publicado y queremos desarrollar. Que tengan el respaldo legal que necesitan. Que se apueste por el desarrollo de las funciones en línea con lo que ya se está haciendo y con el potencial que tenemos como colectivo.
Durante la pandemia hemos tenido capacidad para hacer más cosas de la que hemos hecho, pero legalmente no hemos podido
P. ¿Qué esperáis de los cambios normativos que hay encima de la mesa, como es el caso de la revisión de la Ley del Medicamento o la actualización de algunas normas autonómicas?
R. Quiero pedir a las leyes más funciones y que se recoja todo lo que hacemos en relación a revisión y seguridad del tratamiento de los pacientes. Hay que empezar a hablar de que las leyes recojan la posibilidad de modificar, suspender o finalizar determinados tratamientos cuando existen problemas de salud gravísimos asociados a esos pacientes. Esto hay que hacerlo de forma consensuada, acordada, protocolizada para no alterar competencias y que nadie pueda sentir que invadimos su terreno. Todos velamos por la seguridad del paciente, lo que no puede ser es que si yo detecto un problema tenga que estar mandando un mensaje y no sé si se va corregir una situación que hoy mismo puede suponer un problema para el paciente. Tenemos capacidad de hacer cosas que no se pueden ver entorpecidas por otro tipo de interés que no sea la seguridad del paciente. Pedimos que se recoja que los farmacéuticos podamos ser capaces de intervenir cada vez más ante problemas de seguridad graves o situaciones excepcionales como la pandemia; donde hemos tenido capacidad para hacer más cosas de la que hemos hecho, pero legalmente no hemos podido. Esto poco a poco ha de ir cambiando. Sobre la publicación de la Ley de Ordenación Farmacéutica de Madrid nos ha supuesto una decepción, no aporta nada respecto al texto anterior o incluso recorta funciones que estaban descritas. Nos parece sorprendente que el texto consensuado con los agentes en el trámite parlamentario se haya modificado en los aspectos que nos influyen a nosotros. Merece una reflexión.
Tenemos una población que utiliza más medicamentos durante más tiempo y cada vez más complejos. es necesario que haya una mayor vigilancia de cuáles son los resultados que obtenemos en salud
P. Hay cuestiones en las que ponéis especial énfasis, como es el caso del uso racional de los medicamentos o la resistencia a los antibióticos, ¿cuán de importantes son estos temas para vosotros?
R. Los farmacéuticos son una parte importante de todos programas de optimización de uso de antibióticos en AP, somos los que mayoritariamente lo hemos impulsado y lo mantenemos vivo. Es uno de nuestros objetivos estar ahí. Mantener nuestra atención y competencias respecto a la revisión del paciente crónico. Por desgracia tenemos una población que cada vez utiliza más medicamentos durante más tiempo y más complejos y es necesario que haya una mayor vigilancia de cuáles son los resultados que obtenemos en salud de esa medicación y cuando corresponda ajustar dosis o proponer un cambio que se pueda llevar a cabo de manera ágil o con un respaldo legal.
P. ¿Qué conclusiones podéis compartir con una farmacia que pide cada vez más una mayor colaboración con la AP?
R. Todos los agentes que participan en la atención a los pacientes, desde la comercialización de medicamentos, pasando por prescripción, dispensación… no sobra ninguno. Se necesita que cada vez se una más gente a un objetivo común que esté bien alineado y podamos remar en la misma dirección. La farmacia comunitaria es fundamental porque ve al paciente con frecuencia y ese conocimiento se tiene que poner en valor. Abogo por una coordinación que lo que cada uno ve, en nuestro caso con los sistemas de información, el historial del paciente o el seguimiento, también el conocimiento de la FH respecto a tratamientos hospitalarios. Es un conjunto de cosas en los que todos podemos aportar en beneficio del paciente. Hay que poner en valor y saber los mecanismos para coordinarnos y conseguir el objetivo de una mejor atención al paciente, que es muy buena pero tiene muchas cosas mejorables.