Cerca de un millón y medio de personas en España se encuentran en una situación de vulnerabilidad que les dificulta el acceso a productos sanitarios y medicamentos. Un 3,3 por ciento de los españoles ha dejado de tomar algún fármaco por cuestiones económicas según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Un cifra que ha aumentado en los últimos años, cuando en 2019, por ejemplo, era del 2,6 por ciento. Banco Farmacéutico, ONG dedicada a paliar los problemas de acceso de muchas personas, denuncia que hay muchos ciudadanos que no tienen suficientes recursos para comprarse los medicamentos que necesitan.
La pobreza tiene muchas caras. Las más habituales son la que atañen a cuestiones como la falta de alimentos, de vivienda, o recursos energéticos. Pero también hay otra más oculta: la farmacéutica. Frente a las dificultades para hacerse cargo de los costes de la vida, también hay que enfrentar los de la enfermedad. El sistema de copagos posibilita que algunos colectivos tengan la gratuidad de medicamentos, pero otros, vulnerables también, deben hacerse cargo de entre el 10 y el 60 por ciento del coste de los tratamientos.
La cronificación de muchas enfermedades, los nuevos perfiles de pacientes polimedicados o con varias patologías, así como la aparición de nuevas dolencias incide de forma directa en el aumento de tratamientos, pero su acceso no siempre está garantizado. Desde Banco Farmacéutico, además de ayudar a las personas en esta situación, pretenden visibilizar una realidad que afecta a más gente cada día. Esta ONG tiene tres objetivos: atender a las personas que sufren pobreza farmacéutica, investigar y determinar sus consecuencias y cuantificar el coste de su paliación y sensibilizar a la sociedad.
Acciones contra la pobreza farmacéutica
Dentro de su plan de acción, Banco Farmacéutico dispone principalmente de dos herramientas con las que poner en marcha sus actuaciones. La primera es el Fondo Social de Medicamentos para cubrir los gastos en medicamentos de aquellos pacientes que, por diferentes motivos socioeconómicos, no puedan costearse los gastos del tratamiento y así asegurarse de que no renuncien a su tratamiento. Actualmente, este proyecto se encuentra activo en la ciudad de Barcelona y en 6 municipios cercanos, Granollers, Lleida, Zaragoza y Madrid.
El segundo pilar es el Observatorio de la Pobreza Farmacéutica como un punto de encuentro científico, integrado por profesionales de diferentes especialidades con las que dimensionar y visibilizar esta problemática. Denuncian que hoy en día no existe ninguna entidad que recoja estos datos en España. Por ello, la ONG, a través de este observatorio analizan y elaboran estudios sobre las personas afectadas, medicamentos y enfermedades más frecuentes, coste económico y su geolocalización.
El perfil más común son aquellos enfermos crónicos que deben pagar un mínimo de 20 euros mensuales de tratamiento. Pero hay que contar con las personas en situación irregular sin acceso al copago. Por ello, las cifras podrían no reflejar la situación real, porque muchos de ellos, como consecuencia del estigma de su situación, no admiten que no pueden costearse el tratamiento o buscar ayuda para ello.