A los que viven el día a día de la farmacia comunitaria y son sabedores de su potencial, poco o nada hay que convencerles respecto al papel que puede jugar en el nuevo paradigma sociosanitario marcado por el envejecimiento, la dependencia y la cronicidad. Un papel por el que también ya van apostando las Administraciones y que algunas CC.AA, como Comunidad de Madrid, empiezan a articular en sus normativas dando entrada a nuevas funciones como la denominada Atención Farmacéutica Domiciliaria.
Con las Administraciones viajando en el mismo barco —pese a la oposición de las instituciones representativas del colectivo de Enfermería— ahora toca, sino ‘sumar’, sí presentar esta función a los beneficiarios directos de la misma: los pacientes. Esto es lo que ha hecho el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, Luis González, mediante la publicación de un artículo de opinión en la edición dominical (30 de septiembre) del medio generalista nacional La Razón.
En este escrito, González valora el paso dado en esta región para “actualizar normas para ajustarlas a la realidad social”. Precisamente, ese es uno de los objetivos principales que se busca con la aprobación de una nueva Ley de Farmacia regional que sustituya a la de 1998 (aun vigente) y cuyo anteproyecto (a expensas de ser debatido y votado de forma inminente en la Asamblea) recoge la posibilidad de que las farmacias realicen Atención Farmacéutica Domiciliaria.
En este escrito, Luis González ‘presenta’ la AF domiciliaria a la ciudadanía como una iniciativa que tiene por fin “dotar a la sociedad madrileña de unos servicios (revisión, seguimiento del botiquín, preparación de SPD…) proporcionados por unos profesionales que además son los que tienen mayor accesibilidad, y dar asimismo respuesta a familiar, tutores o cuidadores de pacientes, colaborando con las estructuras del sistema y potenciando la cooperación entre profesionales”.
Frente a los recelos u oposición de otros colectivos sanitarios, el presidente del COF de Madrid insiste en esta tribuna abierta en que la AF domiciliaria pretende “hacer más eficientes los sistemas desde la cooperación”. Por ello, lamenta los intentos de “confundir a la sociedad con mensajes sesgados, interesados y falsos generando un clima de enfrentamiento cando éste no existe”.
