La profesión farmacéutica, como el resto de ramas de las ciencias de la salud, es una disciplina en constante desarrollo. Los avances científicos, la implementación de nuevos servicios asistenciales o la adquisición de nuevas competencias biotecnológicas son hechos que marcan el presente y el futuro de los estudiantes. Analizar estos retos se torna obligatorio para el desarrollo de una hoja de ruta académica que sea lo más completa posible y dé respuesta a los desafíos de nuestras sociedades. Un debate que ha tenido cabida en el XVI Congreso de la Sociedad Española de Farmacia Industrial y Galénica.
Industria y farmacia
Una de las grandes necesidades de la docencia es “acompañar a las nuevas generaciones hacia la industria y el ámbito biotecnológico”, defiende Pilar Redondo, jefa de planta de Takeda Madrid. Por ejemplo, en el desarrollo de medicamentos, terapias avanzadas o biosimilares. “Utilizamos enzimas, anticuerpos monoclonales, pépticos, vacunas, terapia celular o génica. Todo ello se destina hacia la oncología, neurología, enfermedades metabólicas, incluso muchas raras encuentran respuestas en este ámbito”, justifica.
¿Dónde ofrecer esos conocimientos? Redondo defiende que todos los estudiantes deben tener unos conocimientos mínimos sobre biotecnología, porque el farmacéutico “desempeña un gran papel en la industria”. Por ejemplo, en materias como diseño de procesos, obtención y purificación de moléculas, farmacovigilancia o incluso asuntos regulatorios sobre acceso al mercado. “El medicamento debe estar en el centro de nuestra forma de pensar y como interfaz con el paciente”. Para Pilar Redondo es complejo orientar el grado hacia el desarrollo de medicamentos, es una tarea para la especialización, pero el farmacéutico “debe ser capaz de entender y explicar los medicamentos como divulgador de la salud”.
Farmacia comunitaria
Además de la industria, uno de lo principales demandas de los profesionales es el nuevo perfil asistencial de la farmacia comunitaria. Hay retos como el envejecimiento de la población o el aumento de la cronicidad que “ha llevado a farmacéuticos de todo el mundo a reconocer que se debe cambiar el enfoque tradicional”, explica Begoña Calvo, profesora de la Universidad del País Vasco. Una atención más centrada en el paciente y que garantice el uso adecuado de los medicamentos con el fin de mejorar los resultados en salud.
Asociaciones y organizaciones farmacéuticas europeas y españolas reconocen, desde hace tiempo, la necesidad de potenciar esa labor asistencial. La directiva europea de 2005 promovía un respaldo legal para que el farmacéutico se implicara en funciones asistenciales en consonancia con las competencias de otros profesionales de la salud. Pero la realidad es que, tal y como recoge la propia UE, la función del farmacéutico comunitario debe actualizarse e incluir en los planes docentes materias en el campo de atención al paciente, farmacia clínica y social o la práctica profesional colaborativa con otros profesionales de la salud. “La actividad del farmacéutico no es sólo dispensación, debe implicarse más en que el tratamiento sea efectivo y en un mayor seguimiento”, incide la profesora Calvo.
Aprendizaje práctico
Otra de las cuestiones que se puso encima de la mesa fue el aprendizaje práctico durante los años de carrera. Ahí aparece la Evaluación Clínica Objetiva Estructurada (ECOES) como una opción muy interesante para adquirir mejores competencias. “Hay mucho interés a nivel social de estas pruebas. Es una prueba que se extiende al mundo profesional”, cuenta Araceli Calatayud, de la Universidad Cardenal Herrera CEU.
Este ejercicio presenta al alumno en situaciones verosímiles del ámbito profesional para demostrar las habilidades adquiridas en la facultad. En concreto, se evalúa el desarrollo de pruebas sucesivas, denominadas estaciones, donde simulan situaciones reales. Algunas de ellas se enmarcan en el manejo terapéutico del paciente, laboratorio y análisis, prevención y promoción de la salud o habilidades comunicativas, entre otras. “Hay que cambiar la dinámica y enfrentar al estudiante a supuestos prácticos”, resume la profesora Calatayud. Por ahora es una modalidad enfocada a la oficina de farmacia, el reto es ampliar este ejercicio hacia el ámbito industrial o la Farmacia Hospitalaria.