Los colegios farmacéuticos son, en muchos casos ya, entidades centenarias que pese a su longevidad mantienen intactas las razones de ser que motivaron en origen su constitución. A saber, entre otras: ordenar el ejercicio general de la profesión, defender sus intereses, velar por el cumplimiento de la buena práctica profesional y de normas éticas y deontológicas, asumir la representación ante autoridades y organismos públicos…
Estos pilares inherentes a su existencia vienen conviviendo con la necesaria evolución de estas corporaciones a fin de responder a las necesidades de sus farmacéuticos colegiados. Ejemplo de ello es el compromiso —en recursos económicos y humanos— que se lleva a cabo en los colegios por mejorar su oferta formativa a los profesionales.
En esta diversificación de la actividad, más novedosa es la apuesta por la creación de sociedades mercantiles en las que canalizar y ofertar una serie de servicios profesionales adicionales más ligados al ámbito de la gestión, los cuales son ‘abiertos’ no solo a sus colegiados sino a cualquier farmacéutico de España y otros posibles clientes ajenos al sector.
Este camino fue abierto por el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid en 2013 con la constitución de su sociedad mercantil COFM Servicios 31 SLM, que ofrece todo un abanico de servicios que abarcan desde Consultoría Laboral hasta Contable-Fiscal, pasando por asesoramiento en Protección de Datos, gestión ante organismos, servicios de auditoría evaluación y mejora, asesoramiento en seguros y planes de pensiones, etc.
Esta cartera de servicios se ampliará próximamente una plataforma de Internet generalista para todas las farmacias, que pretende convertir este sector en referente de compra online para un mayor segmento poblacional y de producto, como avanzó el presidente del COF de Madrid y de COFM Servicios 31, Luis González, en la última asamblea colegial.
Ahora, este mismo espíritu —ofertar servicios adicionales profesionalizados y añadidos a los tradicionales, y obligatorios incluidos en la cuota colegial— es el que ha llevado al Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia a constituir su propia sociedad mercantil: Micof Plus.
Un anteproyecto de Ley, el germen
Para conocer qué llevó al colegio madrileño a plantearse, y llevar a la práctica, la constitución de una sociedad mercantil hay que fijarse en el tan ‘señalado’ en el pasado anteproyecto de Ley de Servicios y Colegios Profesionales que planteó el Ministerio de Economía en 2013. Un anteproyecto de una ley que nunca vio la luz pero cuyos sucesivos borradores conocidos quizá sean sobretodo recordados por haber planteado la ruptura del binomio-titularidad o la no colegiación obligatoria en el lugar de ejercicio.
Aun así, había otras consideraciones que cambiaban el futuro de estas corporaciones. “Por ejemplo, este anteproyecto fijaba una cuota máxima anual para los colegiados de 240 euros, algo que, lógicamente limitaba los servicios mercantiles que ofrecía y podía seguir ofreciendo el colegio”, recuerda González.
Por ello, a fin de adelantarse a esta norma y salvaguardar la prestación de los servicios que la ley obliga al colegio a prestar y ofrecer a su vez servicios adicionales, la alternativa de la sociedad mercantil permitía “separar la prestación de servicios adicionales de los obligatorios”, apunta su presidente. Algo parecido a la estrategia de operadores de telefonía o televisión que ofertan un ‘paquete básico’ de servicios y, además, ‘paquetes’ adicionales, expone como símil González.
Otra de las ventajas de la diversificación que acarrean estas sociedades es su mayor alcance. “Al ofertar servicios adicionales a los obligatorios que deben prestar estas corporaciones no se circunscriben a un territorio o determinado profesional”, indica. Así, la cartera de servicios puede ser contratados por cualquier profesional sanitario de cualquier parte del país.