Alberto Cornejo Guadalajara | jueves, 05 de enero de 2017 h |

De momento, calma chicha. Esta es la postura adoptada en el seno de los colegios farmacéuticos de comunidades ‘socialistas’ cuando se les cuestiona si temen un efecto contagio de las subastas de Andalucía en su región, toda vez que ya se conoce el aval del Tribunal Constitucional a este sistema de selección pública de medicamentos. A favor de su tranquilidad juega que, a pesar de este pronunciamiento jurídico sobre su legalidad, ninguna Administración del mismo sino político que la andaluza ha manifestado por ahora —al menos públicamente— su deseo de copiar este modelo para su territorio.

En concreto, solo el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, ha opinado con cierta claridad al respecto. Apenas 24 horas después de conocer la sentencia que avaló las subastas andaluzas, el presidente manchego anunció que “estudiaría” una posible copia de este modelo. Ahora bien, con matizaciones: “Vamos a abrir un debate sobre el tema en Castilla- La Mancha; si no en un modelo tan claro, sí en uno mixto en el que quien mande en la farmacia sean los médicos y la administración”, expuso.

Así las cosas, hasta ahora son los farmacéuticos manchegos los que más preocupaciones fundadas pueden tener al respecto. Por ello, tal como confirma a EG Ignacio Romeo, presidente del Consejo de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de Castilla-La Mancha y del COF de Guadalajara, se ha solicitado una reunión con el consejero de Sanidad regional, Jesús Fernández, para aclarar esta incertidumbre. “Es evidente que la sentencia del Tribunal Constitucional no es positiva para nosotros (farmacéuticos), dado que siempre nos hemos posicionado contrarios a las subastas”, indica Romeo, si bien concretando que las palabras de García Page no le preocuparon “especialmente”. ¿El motivo? “Creo que nuestros gestores deben y saben entender que la realidad de Castilla-La Mancha es distinta a la de Andalucía y que la aplicación de las subastas no tendría la misma repercusión en nuestra región”, argumenta.

Para el presidente de los farmacéuticos manchegos, las subastas de medicamentos “no deben entenderse como una política de partido sino como una política de una Administración concreta, sea afortunada o no”, en alusión al Gobierno andaluz.

Tranquilidad de oeste a este

La tranquilidad también predomina entre los profesionales farmacéuticos de otras comunidades de gobierno socialista, con el añadido de que, en sus casos, ni siquiera cuentan con declaraciones públicas —o privadas— de sus responsables políticos que les hagan dudar al respecto.

Así ocurre, por ejemplo, en Extremadura. “Nuestro consejero (José María Vergeles) ya se ha manifestado contrario a las subastas, aunque sí nos ha expuesto su deseo de buscar fórmulas de ahorro que impliquen a todos los agentes, pero en ningún caso con mención expresa a este modelo”, corrobora Cecilio Venegas, presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Badajoz. Alguna de esas fórmulas bien podría ser el “intercambio de equivalentes”, como así sopesó y definió el propio Vergeles en una reciente entrevista con EG. Ahora bien, de vuelta a las subastas, “está demostrado por activa y por pasiva que no es un buen sistema”, recalca el presidente de los boticarios pacenses.

De oeste a este, las opiniones apenas varían. En otras de las autonomías con regidor socialista, Baleares, el presidente de su colegio farmacéutico, Antoni Real, apunta que “si bien tranquilos al cien pro cien nunca podemos estar, hasta la fecha todas las conversaciones que hemos mantenido con nuestra Consejería han confirmado que pretenden seguir con las políticas actuales y hay acuerdo en que las subastas no son la panacea”. El presidente de los farmacéuticos baleares recuerda que, en las últimas elecciones regionales, la formación política que actualmente gobierna sí recogía este modelo en su programa, pero una vez comenzó la legislatura esta posibilidad quedó guardada en el cajón.

Incluso, Real recuerda que en una reunión celebrada en julio de 2016, “la consejería nos confirmó una vez más que descartaba este sistema”. El parecer del presidente del COF de Baleares es que “hay que mirar por la industria del país; lo que las subastas ahorran por un lado se pierde por otro”, resume.