Alberto Cornejo Madrid | viernes, 30 de septiembre de 2016 h |

Ya se sabe que los hay que proponen y otros disponen (o no). Por ejemplo, es sabido que los farmacéuticos comunitarios vienen reclamando un mayor protagonismo y reconocimiento como agentes de salud, en toda la expresión del término. Pero son también los pacientes “los que nos están pidiendo a los profesionales sanitarios una asistencia sin compartimentos estancos”, recordaba Carmen Peña, presidenta la la Federación Internacional Farmacéutica (FIP) durante su intervención en un encuentro celebrado el pasado 27 de septiembre en la sede madrileña de la Real Academia Nacional de Farmacia (RANF). Doble pelota lanzada al tejado de ese que ‘dispone’, al menos en cuanto a la atribución de roles y estrategias en el ámbito sanitario: la Administración.

Un encuentro más, éste celebrado en la sede de la RANF, en el que se volvió a reclamar la suma de la farmacia comunitaria a una estrategia sociosanitaria si bien por desarrollar. “Hay que eliminar las fronteras entre lo social y lo sanitario; no puede haber un abismo entre ambas políticas”, reclamó Peña abogando por la “coherencia sanitaria”. Una coherencia sanitaria que implica, por ejemplo, la necesidad de llevar a cabo un “planteamiento global de la Sanidad” que deje atrás los criticados compartimentos estancos y apueste por la colaboración multidisciplinar. Coherencia sanitaria también supone, ejemplificó la máxima representante de la farmacia internacional, “evitar que la farmacia comunitaria sea un satélite, aislado, del sistema sanitario”.

Todo lo que no sea incluir a la farmacia comunitaria en ese replanteamiento global de la Sanidad iría en perjuicio del paciente. “Actualmente, cuando el paciente enferma, entra en un laberinto de modelos profesionales; el sistema sanitario debe seguir al paciente, no el paciente al sistema”, opina la presidenta de FIP como aspecto a revertir.

Formador e informador

¿Reconoce la sociedad al farmacéutico como agente de salud? Esta premisa fue planteada por Luis González, presidente del COF de Madrid, en esta jornada que, precisamente, tenía por objetivo analizar cómo potenciar su figura sociosanitaria. Para abrir este melón, el presidente madrileño aludió a una reciente encuesta que revelaba que “solo el 9 por ciento de usuarios reconoce a la oficina de farmacia como un establecimiento exclusivamente sanitario”, recordó.

Para el dirigente del COF de Madrid, en esta percepción, obviamente mejorables, “ha podido influir la constante aplicación de decretos y reducción de márgenes que sufrimos desde 2000, y que han provocado que la necesidad de obtener beneficios económicos en estos duros años haya tergiversado un poco su carácter sanitario”. Por ello, el presidente del COF de Madrid aboga por el fin de medidas que solo suponen “control, control y control del gasto” y que, en los últimos años, “no han valido para nada”. Un parecer que comparte Peña: “hay que dotarse de políticas farmacéuticas que no solo sean control del gasto”.

Ahora bien, González no duda de su papel como agente de salud, ni tampoco de su labor como “educador sanitario”. “Desde la farmacia comunitaria se puede y debe informar y formar a los usuarios; son ellos mismos los que nos reclaman una mayor proactividad asistencial y colaboración con otros profesionales”, insiste. Respecto a cómo pueden contribuir los colegios farmacéuticos en el objetivo de situar —y reconocer— al boticario como agente de salud, González estima que pasa por “formación, formación y formación”.

Más datos sitúan al farmacéutico en esa delgada línea que ya separa lo sanitario de lo social. Según recordó en este encuentro Juan Tamargo, catedrático de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid, el 19 por ciento de los mayores de 65 años vive solo, a lo que se une que el 32 por ciento no tiene estudios completos y el 25 por ciento no conoce sus enfermedades. Unos porcentajes que dan más importancia a esa labor como formador e informador que apuntaba González. “Debe ser el profesional de referencia para modificar los hábitos de vida y mejorar el cumplimiento terapéutico”, opina Tamargo en su condición de farmacéutico… Y también médico. Conocimiento de causa.