En los últimos meses, coincidiendo con la expansión de la pandemia del coronavirus, la profesión farmacéutica viene lanzando una pregunta:¿qué habría sido de la Atención Primaria (AP) en esta crisis sin la red de 22.070 farmacias comunitarias?

Hay datos oficiales que permiten aventurar la respuesta. Por ejemplo, en Cataluña, el Catsalut estima que las intervenciones de las boticas han evitado más de un millón de consultas en esta crisis a los centros de salud. Visitas que hubiesen tenido la consideración de “urgencia” al quedar suspendidas las consultas generales durante el estado de alarma.

“Hemos ayudado a que no se colapsaran los centros de salud y aliviar la labor de médicos y enfermeros; los pacientes han demandado esa atención en las farmacias”, opinaba Jesús C. Gómez, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac) en el reciente debate virtual “La farmacia en el desconfinamiento” celebrado por EG con el apoyo de Cofares y Cinfa. “A estas alturas, y con los hechos probados, dudar de la importancia que tiene y tendrá la farmacia en la AP puede rozar el insulto”, comparte de forma elocuente Luis González, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Madrid.


El Gobierno ya anunció que en el camino a la ‘nueva normalidad’ y, respecto al virus en concreto, la contención de nuevos rebrotes, la estrategia debía girar en torno a la AP en detrimento del hospital. La pregunta con la que arrancaba este artículo conviene, pues, ser actualizada: ¿qué papel pueden jugar las boticas en esa también ‘nueva’ AP?

Patologías leves y crónicos en la nueva AP

Las sociedades médicas Semergen y SEMG, junto a Sefac, ya realizaron un primer acercamiento en un reciente documento de consenso en el que instaban a “ampliar las responsabilidades” de las farmacias en patologías leves y el seguimiento de crónicos. “Se nos viene una oleada de crónicos y dependientes para la que no habrá suficientes manos”, avisa Jordi de Dalmases, presidente del COF de Barcelona, para apostar por esas mayores responsabilidades.


Su homólogo de la patronal farmacéutica nacional FEFE, Luis de Palacio, también lo tiene claro: “Siguiendo con el razonamiento de cuidar el uso de los hospitales para que su capacidad no se sature si hay stress en situación de epidemias, lo inteligente sería reforzar la Atención Primaria, deslocalizarla y acercarla al ciudadano al máximo”.

La profesión cree que “hay que evitar que los ciudadanos saturen los centros de salud por patologías leves”


Para ello, prosigue De Palacio, “la manera más rápida y barata es contar con la infraestructura que ofrecen las farmacias; que se podrían orientar sin problemas a nuevas funciones en colaboración con el SNS”. Una mayor papel que, cree Luis González, “es más necesario si cabe en el entorno rural, donde las boticas son a menudo la única autoridad sanitaria”.

Aliviar la carga de los centros de salud

Para De Dalmases, si hay una ‘lección’ que deja esta crisis es que “se han levantado muchos tabúes y barreras para las farmacias”, en alusión a funciones permitidas estos meses como la atención farmacéutica a domicilio, dispensación de medicamentos hospitalarios, etc. “Todo lo que ha funcionado bien en esta crisis y ha beneficiado al paciente se debe mantener”, completa Luis González.

seguridad
La profesión ve posible un mayor protagonismo de las farmacias en la resolución de patologías leves y seguimiento a crónicos.


Pero el foco principal en el que incidir es “evitar en lo posible que los ciudadanos vayan al centro de salud por patologías comunes”, indica. En este sentido, el documento de consenso de Sefac,Semergen y SEMG identifica intervenciones “especialmente relevantes en esta época”. Ejemplos de ello serían las prescripciones complementarias, dispensaciones excepcionales, indicación, etc. Siempre “de forma protocolizada y consensuada”, se insiste. También se alude que la red de farmacias “debería estar incluida entre los establecimientos con capacidad para hacer cribados de forma protocolizada y coordinada.

servicios presión arterial

En aras de esa coordinación entre niveles, De Dalmases recuerda que “la tecnología y los sistemas de receta electrónica son joyas” que hay que aprovechar. “Debemos potenciar que cada parámetro (presión arterial, etc.) que se tome en la farmacia pueda introducirse en el sistema, al igual que desde las farmacias se pueda acceder al plan de medicación”, expone como ejemplos.

Eliminar burocracia

En estas últimas semanas, las Administraciones también han iniciado su particular ‘desescalada’ normativa en torno a la AP. Muchas de las medidas implantadas en esta crisis para evitar visitas a centros de salud han sido ya anuladas y/o revertidas en casi todas CC.AA. Es el caso de las renovaciones automáticas de tratamientos, la no necesidad de visados, etc.

En Cataluña se han renovado más de 76.000 tratamientos de crónicos “bajo responsabilidad” del farmacéutico en esta crisis


Es ahí donde la profesión ve otro punto que abordar: simplificar la burocracia asociada a la receta confiando en la capacidad del farmacéutico. “En Cataluña, en esta crisis, se nos ha dado la potestad a los farmacéuticos de prolongar, bajo nuestra responsabilidad, los tratamientos crónicos de larga duración. Se han efectuado 76.000 renovaciones, todas ellas registradas y sobre las que el Catsalut puede sacar conclusiones”, apunta el presidente del COFB.

“Hay muchas situaciones en torno a la receta que actualmente exigen acudir al centro de salud que se pueden evitar confiando en la actuación del farmacéutico”, concluye.