En el “espacio común europeo”, problemas como el desabastecimiento de medicamentos también forman parte de esa ‘Europa de todos’ que se pregona. El actual problema de suministro que afecta a muchos fármacos no entiende de fronteras en el viejo continente, hasta alcanzar una magnitud que le ha hecho merecedora de ganarse un hueco como “asunto prioritario” en las reuniones y agendas de las principales instituciones y gobiernos continentales.
Para muestras, los siguientes ‘botones’. La propia Comisión Europea, en el marco de una reunión de los ministros de Salud de los Estados miembro en mayo de 2019, pidió “un fuerte compromiso” a los Gobiernos en la lucha contra este problema en la UE. Incluso, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y los Jefes de las Agencias de Medicamentos (HMA) ya han establecido un calendario de actuaciones a nivel continental de aquí a 2020 para garantizar la continuidad del suministro de medicamentos.
Más recientemente, cerca de 40 organizaciones europeas de consumidores y pacientes, entre ellas la Asociación Europea de Farmacéuticos de Hospital (EPHA), han remitido una carta conjunta al Comité de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria (ENVI) del Parlamento Europeo, instando a abordar los “dramáticos” aumentos detectados en la escasez de medicamentos en la Unión Europea. La petición de fondo es que el Parlamento Europeo incluya esta cuestión como prioritaria en su legislatura 2019-2024.
Al margen de que se vaya dando forma a un abordaje común del problema de los desabastecimientos de medicamentos, pero también como consecuencia de esta llamada a la acción, los Estados están desarrollando sus iniciativas nacionales. En el caso de España, la Agencia del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps) ya tiene ‘negro sobre blanco’ un Plan de Garantías de Abastecimiento para el periodo 2019-2021, presentado y aprobado por el Consejo Interterritorial del SNS el pasado mes de mayo.
Como ha venido informando EG, este plan divide las diferentes lineas de actuación a lo largo del próximo trienio en cuatro ejes: la prevención de los problemas de suministro —plan de control, nuevas medidas reguladoras y revisión de la política sancionadora—, su mejor gestión —identificación precoz, mejora de las herramientas y consecución de alternativas terapéuticas—, más información a las partes implicadas —optimización, integración con los sistemas de los profesionales sanitarios y mejorar su alcance— y coordinación transversal.
Respecto al papel del farmacéutico, el Plan recoge facilitar la sustitución por el farmacéutico ante la no disponibilidad del fármaco o plantear la Formulación Magistral como una opción a tener en cuenta ante un medicamento desabastecido “para tratamientos individualizados mientras dura el desabastecimiento y no haya alternativa comercial disponible”.
Francia ‘calca’ el Plan de España
Junto a España, Francia también contará con su plan “para luchar contra la escasez y mejorar la disponibilidad de medicamentos”, como así ha anunciado su ministra de Salud, Agnes Buzyn.
La máxima responsable de la Sanidad gala se encarga de justificar el por qué de este Plan, del que ya se dispone de un documento prácticamente cerrado a falta de incluir aportaciones de última hora de los actores implicados: “la escasez y falta de medicamentos es una preocupación legítima de los franceses y de los profesionales sanitarios; por lo que el objetivo de esta hoja de ruta es claro: promover la transparencia y la calidad de la información, actuar en todo el circuito del medicamento para prevenir de manera más efectiva la escasez, así como coordinar mejor las actuaciones a nivel nacional como internacional”. Igualmente, Buzyn reconoce que los diversos mecanismos legales puestos en marcha en los últimos años en Francia “no han sido suficientes” para superar la problemática de los desabastecimientos.
El Plan que empezará a desarrollar Francia a partir de septiembre es, coincidencias o no, un ‘calco’ del planteado por la Aemps en España. Tanto en los cuatro ejes (28 acciones) en los que se divide —prevención, gestión, información y coordinación— como en su duración. En este caso, ligeramente superior, al extenderse hasta 2022.
Bélgica debe volver sobre sus pasos
La lucha por atajar los desabastecimientos también tiene sus desatinos. Bélgica puede dar fe de ello, al verse obligada a volver sobre sus pasos respecto a una polémica medida que despertó tanto las críticas del sector de la distribución farmacéutica nacional, como de la patronal europea GIRP: prohibir las exportaciones de medicamentos.
En concreto, el Gobierno —apoyado por el Parlamento— prohibía por ley la exportación de cualquier medicamento, aunque no se encontrasen afectados por problemas puntuales o crónicos de suministro dentro del país. Sin embargo, en julio el Tribunal Constitucional belga suspendía dicha restricción al dictaminar que no había tenido efecto alguno contra este problema, así como la “ausencia de pruebas” que sugieran que la actividad de los exportadores había afectado a la disponibilidad de ciertos medicamentos.