Miriam López Serrano es titular de farmacia en La Peza, Granada, y lleva desde 2010 trabajando como consultora farmacéutica en ayuda humanitaria y cooperación. También desde hace años colabora con Farmamundi, un vínculo que le permitido sumarse a las misiones del equipo Start de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), que tiene como objetivo el despliegue de hospitales de campaña en aquellas zonas donde se ha producido una emergencia humanitaria en el exterior. Gracias a ello pudo participar en la primera rotación del equipo Start en Turquía y su labor fue clave para ofrecer asistencia farmacéutica a las víctimas de los seísmos. “Sin el servicio de farmacia no funciona el hospital, era un servicio de emergencia continuo”, explica a EG.

“El servicio de farmacia se convirtió en la zona neurálgica del hospital”

Miriam comenzó a cooperar con el equipo Start en 2019 para actuar ante la crisis del ciclón Idai en Mozambique. Su papel allí mediante la evaluación de suministros de material sanitario y medicamentos mejoró el sistema de abastecimiento del equipo Start. Una experiencia que le sirvió en esta segunda ocasión cuando la Aecid no consiguió personal de farmacia necesario del SNS y tuvieron que recurrir a Farmamundi y a Miriam. “Participé en la primera rotación, con el montaje o la puesta en marcha de la zona de vida donde dormíamos y en dos días el hospital ya estaba preparado para abrir y empezar con la atención”. Ella fue la única farmacéutica desplegada en ese primera comitiva, pero siempre se sintió respaldada por otros compañeros. “El personal de enfermería era el más grande para cubrir necesidades, ellos rotaron por farmacia y me ayudaron mucho, nunca estuve sola”.

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Suministros desplegados por la Aecid en Turquía. Imagen cedida por Miriam López Serrano.

El trabajo de farmacia en esta misión ha sido diferente, explica Miriam, porque no sólo han realizado el propio cometido de suministrar medicación o material fungible para los distintos servicios sanitarios, también tuvo que implicarse en el apoyo para la atención primaria, sobre todo en traumatología. Un asistencia que pudo llevarse a cabo gracias a las donaciones recibidas en el propio país, como antibióticos orales, analgésicos o antiinflamatorios. “Nosotros vamos dotados con medicación más intravenosa y esas donaciones nos sirvieron para nutrir esa parte”. Una colaboración muy necesaria para asistir sobre todo a los pacientes crónicos. “Muchas personas no tenían nada o no pudieron coger su medicación, gracias a esas donaciones pudimos dar continuidad a sus tratamientos”. Un trabajo intenso para atender al hospital en todos los servicios, a esa población crónica y también a otras organizaciones que se desplegaban en la zona y que necesitaban apoyo. “El trabajo de farmacia se convirtió en la zona neurálgica del hospital, la mayoría del personal que tenia un hueco pasaban por allí para echar una mano y hemos hecho un equipo increíble”.

“Nos convertimos en el hospital de referencia y asumimos toda al carga de trabajo de la ciudad”

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Despliegue del hospital de campaña. Imagen cedida por Miriam López Serrano.

Además de todas las dificultades derivadas del primer terremoto, durante la segunda semana de despliegue el equipo Start vivió sobre el terreno un segundo seísmo de 6,4 grados que propició el cierre de los centros sanitarios de İskenderun, ciudad donde estaba ubicado el hospital de campaña español. “Nos convertimos en el hospital de referencia y asumimos toda al carga de trabajo de la ciudad”. Fueron momentos muy complicados para todos profesionales, donde tuvieron que auxiliar a muchos ciudadanos. “Tratamos incluso a gente que se había tirado por la ventana de su casa por miedo, muchos estaban en shock; la unidad de psiquiatría tuvo un papel muy importante también”.

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La farmacéutica Miriam López Serrano en el hospital de campaña.

La mayoría compañeros no salieron del recinto, pero Miriam tuvo la oportunidad de visitar otras localidades para hacer acopio de provisiones con el equipo de emergencia que hacía el repliegue. Eso le permitió contemplar la devastación. “Era catastrófico ver cómo gran parte de la ciudad estaba en el suelo, escombro sobre escombro, sabiendo que ahí abajo no podía sobrevivir nadie”. De hecho, una de las historias que más marcaron a Miriam fue la que le contó el conductor que le acompañaba a por suministros. “Mi primo está ahí”, dijo a Miriam al pasar por un edificio derruido, donde un ramo de flores en recuerdo del familiar contrastaba con la imagen gris de los escombros.

“Las situaciones trágicas te hacen más coherente con tu trabajo, más firme, más entregada”

A pesar de todo el sufrimiento, el trabajo extenuante y los imprevistos, “las situaciones trágicas te hacen más coherente con tu trabajo, más firme, más entregada”. Ver el hospital en funcionamiento máximo para ella fue muy gratificante. “Me siento agradecida por formar parte de ese equipo. Animo a todos los compañeros a que se sumen a este tipo de iniciativas”, concluye Miriam.


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