El pasado 18 de enero, con el acto de adjudicaciones de 41 nuevos establecimientos, Galicia daba por concluido su último concurso de farmacias iniciado en 2017. Con ello, Galicia ve actualizarse su mapa farmacéutico regional tras casi 15 años sin hacerlo. En concreto, desde la convocatoria precedente a este último concurso, que data de un ya lejano 2006. La situación es semejante en Murcia, donde próximamente se adjudicarán 12 nuevos establecimientos —ya se ha publicado el listado provisional de adjudicatarios— tras casi una década sin este tipo de concursos.

Mientras, en otras comunidades autónomas hay que echar aún más la vista atrás para encontrar sus últimos concursos convocados. Por ejemplo, en Extremadura, la última convocatoria publica data de 2001, cuando se pusieron en juego apenas tres nuevos establecimientos y uno de ellos quedó vacante.

Tampoco en Asturias se han convocado concursos desde 2002 —el cual acabó en los tribunales europeos en la denominada cuestión prejudicial asturiana—, al igual que no se han producido nuevas aperturas en Castilla y León desde 2006, o desde 2009 en La Rioja y Castilla-La Mancha (si bien ésta última sí prevé hacerlo en este 2020).

Los números “no dan”

Estas ‘congelaciones’ de facto de los mapas farmacéuticos regionales tienen en la mayoría de casos una simple y llana explicación… Una justificación que no es otra que el hecho de que, a tenor de los criterios que rigen las nuevas aperturas de farmacias en el modelo farmacéutico basados en ratios y crecimientos poblacionales, los números “no dan”.

Incluso, lejos de poder proceder a nuevas convocatorias, en algunas de estas regiones el objetivo no es siquiera ampliar su mapa farmacéutico, sino hacer viable el actual. Por ejemplo, la despoblación y dispersión que sufre Castilla y León, en especial en el ámbito rural, llevó a los últimos Gobiernos populares de la Junta a congelar sine die su mapa farmacéutico y no convocar nuevos concursos; una decisión que falta saber si mantiene vigente el nuevo Gobierno de coalición PP-C’s.

También desde los colegios extremeños se recuerda que “esta comunidad y sus ciudades pierden habitantes constantemente; la demografía es un factor inverso para convocar concursos“, apuntan. Para muestra, el citado último concurso de 2001: de las apenas dos nuevas farmacias adjudicadas en casi 20 años, solo una sigue abierta al público.

Otros efectos de la España vaciada

La relación entre la España vaciada” y estos concursos de nuevas oficinas de farmacia no solo se refleja en la imposibilidad de realizar nuevas convocatorias. También cuando se llevan a cabo, la despoblación en entornos rurales tiene efectos en el resultado final de los mismos. Y por diversas vías.

Por ejemplo, es habitual que las vacantes de establecimientos a ubicarse en municipios de ínfima población queden desiertas. Así ha ocurrido, por ejemplo, con dos de las 33 farmacias ofertadas en el reciente concurso de Cantabria culminado en 2019, destinadas a dar servicio en poblaciones rurales con menos de 400 habitantes. Más lejano en el tiempo es el caso de tres farmacias de Comunidad Valenciana a ubicarse en localidades con menos de cien habitantes —Herbés (57); Castell de Cabres (15) y Palanques (33)— que no lograron ser adjudicadas en ninguno de los últimos tres concursos regionales, el último en 2015.

En otras ocasiones, las resoluciones de estos concursos agravan los efectos de la “España vaciada”. ¿El motivo? Nuevamente, el concurso cántabro sirve de referencia. Como ya contó este periódico (ver EG nº 886) varios de los adjudicatarios de las nuevas farmacias cántabras ejercían hasta la fecha como titulares de farmacias rurales en Castilla y León. Al resultar agraciados con una nueva farmacia en Cantabria, han abandonado el ejercicio en sus localidades de origen con el consecuente cierre de la farmacia… Hasta que las Administraciones encuentren otro profesional interesado en continuar con el servicio (tarea no siempre fácil, por la manifiesta inviabilidad económica de estas boticas) o una próxima reconversión en botiquín y la consecuente merma, al menos en horarios) de uno de los pocos servicio básicos que mantienen.

En esta situaciones resulta obvio que nada cabe reprochar a estos profesionales y a su legítimo interés de mejorar sus condiciones profesionales y empresariales. Pero sí es un ejemplo más de la estrecha relación que rige entre concursos de farmacias con esa España “que se vacía”… Y viceversa.


La despoblación y dispersión en varias CC.AA. provoca la congelación (o merma) de sus mapas farmacéuticos