Una de las características que tiene el servicio de Farmacia es la confianza que la gente deposita en su farmacéutico. De hecho, dentro de los sanitarios, “los farmacéuticos son el colectivo mejor valorado en España”, ha expuesto Sara Morais Vargas, directora general de GAD3, durante su intervención en las VII Jornadas Farmacéuticas Andaluzas.

Según Morais, el valor que todos los pacientes destacan de la farmacia es la seguridad de que el farmacéutico le va a atender, la solvencia técnica, sus conocimientos… “Ante cualquier problema de salud, el farmacéutico está ahí“, ha asegurado.

La mesa de debate “La Farmacia más allá del medicamento”, moderada por Félix Puebla Linares, director general de APROAFA, ha servido para realzar el papel de la botica, que no solo engloba la dispensación de medicamentos.

Por ejemplo, con la digitalización ha cambiado radicalmente la forma de comunicación e información. Según ha apuntado Morais, “el 36 por ciento de personas en España utilizan internet como principal fuente de información de salud”. Y, si este porcentaje no es más alto, es “gracias a la red de farmacias y a la confianza en el farmacéutico“, ha destacado la directora de GAD3.

Por tanto, ha concluido Morais, el reto del sector es “pasar de un modelo centrado en el producto, en la dispensación del medicamento, a un modelo de servicio de salud, donde los farmacéuticos son agentes sanitarios”.

La fortaleza de la farmacia

La pandemia ha dejado varios retos y lecciones y la farmacia es uno de los sectores que más han aprendido de la crisis, adaptándose a las necesidades de los pacientes. Ana López-Casero Beltrán, tesorera del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGOF), ha resaltado la respuesta de la botica ante un reto de esta magnitud, demostrando la gran “fortaleza de la profesión”. “La farmacia respondió con prontitud, sin ambigüedades, dando el cien por cien y se sintió tremendamente útil“, ha asegurado.

En el ámbito asistencial se puso en marcha la atención farmacéutica domiciliaria, la colaboración en la dispensación de medicamentos hospitalarios, etc. “Es decir, se puso en marcha todo lo que se pudo para que todos los pacientes pudieran recibir sus medicamentos y nadie se quedara sin su tratamiento”, ha indicado López-Casero.

Esto ha provocado que la sociedad haya tomado más conciencia de lo que es el profesional farmacéutico, fundamentalmente en la parte más asistencial: en la comunitaria y la hospitalaria. Por ello, la tesorera del CGCOF considera necesario construir una nueva sanidad, donde “el sector trabaje de forma alineada y cohesionada”.

López-Casero ha puesto en valor las cuatro fortalezas de la profesión: “La capilaridad del sistema español, que permite tejer una asistencia y ampliar mucho la capacidad asistencial de nuestro sistema; es un espacio de humanización por excelencia; estamos conectados, la pandemia ha demostrado que podemos trabajar en red y de forma coordinada, lo que ha resultado muy eficaz; y, por último, la pandemia nos ha colocado en un sitio estratégico, jugando un papel social muy importante”.

“Tenemos una posición privilegiada. No se puede entender la sanidad sin la profesión farmacéutica ni la farmacia comunitaria“, ha concluido.

Las demandas de los pacientes

La voz de los pacientes también ha tenido cabida en estas Jornadas. De ello se ha encargado Carina Escobar Manero, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) de España, quien ha querido poner sobre la mesa que “no hay una protección real hacia la fragilidad de las personas con enfermedades crónicas”.

Se refiere a una población mayoritaria, pues en España “el 54 por ciento de personas tiene una enfermedad crónica, a lo que, con la edad, se suma la fragilidad”. Otro dato relevante que ha aportado Escobar es que el 80 por ciento del gasto sanitario se debe a la cronicidad. Sin embargo, “estamos en un sistema en el que trabajamos en el ámbito de los agudos, pero no de los crónicos”.

Así, la presidenta de la POP demanda una “visión multidisciplinar y ligada a la continuidad asistencial“. Y es que el modelo sanitario está “muy fragmentado”, lo que supone un hándicap para los pacientes. “Es complejo acceder al sistema. Tenemos un problema de interoperabilidad que no le da al paciente una visión global de su enfermedad”, ha lamentado.


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