“La Atención Domiciliaria no es un moda, ni una ocurrencia ni estamos inventando la pólvora. Ya existen algunas experiencias regionales y, sobre todo, a nivel internacional, donde ya está muy rodada. Todo ello debe animar a tirar hacia delante”. Fueron varias las ocasiones en las que Julio Sánchez Fierro, vicepresidente de la Asociación Española de derecho Sanitario y voz autorizada de la Sanidad nacional, repitió este mensaje a lo largo de las dos jornadas de duración del curso que sobre esta temática (Atención Domiciliaria) y convocados por el Instituto de Formación Cofares congregó a más de un centenar de representantes del sector farmacéutico, sociosanitario y de Administraciones en Santander (12 y 13 de septiembre).
Las palabras de quien también ejercía como director de este Encuentro deben entenderse como una suerte de aviso a navegantes, en especial a aquellos que con recelos o polémicas parecen no querer viajar en el mismo barco ni que éste coja velocidad de crucero. La Atención Domiciliaria, y dentro de ella la Atención Farmacéutica Domiciliaria, ha venido (vendrá) para quedarse, puede resumirse.
No son cuestiones de capricho sino de necesidad. Según los numerosos estudios presentados en este Encuentro, más de 2,8 millones de españoles tienen una edad superior a los 80 años. Y una vez superada la edad de 75 años, el 75 por ciento de la población en ese tramo de edad tiene problemas de movilidad. Añadan a este envejecimiento y dependencia de la población cuestiones como la cronicidad, así como el deseo del propio paciente de recibir sus cuidados en el domicilio frente a la hospitalización. Metan todo eso es una coctelera y tendrán la justificación al por qué de la atención Domiciliaria. Y ahí “el farmacéutico está obligado a posicionarse”, apunta Sánchez Fierro.
Prioridad en la agenda política
Así las cosas, la participación del farmacéutico en este nuevo escenario —pese a quien pese— no es un problema del “sí o no”, sino del “cómo”. En este sentido, las diversas mesas redondas pusieron de manifiesto la necesidad de que esta cuestión sea colocada como “prioritaria” en las agendas de los poderes públicos.
Como conocedor del mundo legislativo, el director del curso celebrado en Santander recordó que ya existe cierta base legal que ampararía estas actuaciones del farmacéutico más allá de las paredes de la botica. Entre ellas, la Ley 16/1997 y la Ley de Dependencia de 2006, la que otorga la potestad a la farmacia para participar en la atención domiciliaria.
Ahora bien, se necesitan más cimientos que sustenten y, sobre todo, homogenicen para toda la geografía nacional y su población el desarrollo de esta Atención. “No se puede repetir el error cometido con la receta electrónica, en la que cada CC.AA fue por libre y ahora se están pagando las consecuencias”, indicó Yolanda Tellaeche, presidenta de IFC, en alusión a los problemas que está generando hacer interoperables todos los sistemas. Por ello, de vuelta a la Atención Domiciliaria, “es importante que se ponga en marcha un proyecto común desde el inicio”, apuntó Tellaeche en este evento.
Para Sánchez Fierro, la hoja de ruta debería pasar por retomar una Estrategia Nacional Sociosanitaria y, dentro de ella, articular asimismo una Estrategia de Atención Domiciliaria. No obstante, este experto recordó que “ya se quedó por el camino” un primer intento de articular una estrategia nacional sociosaniatria. Ocurrió hace apenas unos años y, tras difundirse un primer borrador —en el que, dicho sea de paso, la farmacia comunitaria apenas era mencionada con pinceladas— nunca más se supo. “Habría que retomar ese proyecto”, indica quien fue uno de sus coordinadores como miembro del Consejo Asesor de Sanidad.
También Eduardo Pastor, presidente de Cofares, anima a que sea la propia sociedad “quien se plantee y reclame una serie de medidas urgentes en este nuevo espacio sociosanitario”.
Experiencias autonómicas
Mientras no se toma un liderazgo nacional, homogéneo y de consenso, bien es cierto que algunas Comunidades Autónomas ya se han movido al respecto. Es el caso de regiones como Comunidad Valenciana, Comunidad de Madrid —si sale adelante la nueva Ley de Farmacia tal como está concebido su proyecto— y, sobre todo, País Vasco.
En el marco de su Plan de Salud 2013-2020, se desarrollan actualmente diversos proyectos que involucran a la botica en la atención al depedendiente. Uno de ellos es el Programa de Mejora del Uso de Medicación de personas beneficiarias del Servicio de Ayuda Domiciliaria, con un presupuesto de 352.000 euros para 2018.
Según datos presentados por el director general de Farmacia de País Vasco, Iñaki Betolaza, más de 2.500 pacientes dependientes crónicos y polimedicados de 150 municipios se benefician de la preparación de SPDs por las farmacias (4 blisters/mes) y las visitas al domicilio para la revisión del botiquín y el seguimiento farmacoterapéutico (ver apoyo). “Nuestra apuesta por las farmacias es clara, siempre en coordinación con otros agentes y desarrollando programas de Atención Farmacéutica”, corroboró Betolaza.
Programa de mejora del uso de medicación a domicilio
Una de las experiencias en torno a la Atención Farmacéutica Domiciliaria que ya son una realidad sobre el terreno es el Programa de Mejora del Uso de Medicación de personas beneficiarias del Servicio de Ayuda Domiciliaria de País Vasco, con un presupuesto de 352.000 euros para 2018. Según datos presentados por el director general de Farmacia de País Vasco, Iñaki Betolaza, más de 2.500 pacientes dependendientes crónicos y polimedicados de 150 municipios se benefician de la preparación de SPD por las farmacias (4 blisters/mes) y las visitas al domicilio para la revisión del botiquín y el seguimiento farmacoterapéutico. Esta intervención ha permitido reducir una media de 0,21 tratamientos por cada paciente. Los pacientes pueden elegir entre cualquier farmacia en el municipo en el que residen. Por su parte, las boticas —participan actualmente 334 aunque hay más de 700 acreditadas— reciben una retribución de 31,16 euros/paciente/mes.