El Global Barcelona | miércoles, 22 de marzo de 2017 h |

La segunda jornada de Infarma Barcelona 2017 ha arrancado este miércoles 22 de marzo abordando uno de los asuntos que mayor debate genera en la escena profesional: los medicamentos de Diagnóstico Hospitalario y todo el entorno que les rodea, como serían sus canales de dispensación y la atención farmacéutica especializada. En este sentido, en una mesa redonda en la que ha habido representación de profesionales, pacientes y administraciones (nacional y autonómicas) se ha puesto de manifiesto la necesidad de dejar a un lado los extremos para establecer “circuitos colaborativos” en torno a estos medicamentos.

Unos circuitos colaborativos entre farmacia comunitaria y farmacia hospitalaria que van más allá de la dispensación –cabe recordar en este aspecto que ya hay propuestas concretas como sería la dispensación inicial en hospital para que las posteriores dispensaciones de repetición recalasen en las boticas–. Esa colaboración también debe abarcar uno de los mayores retos en este tipo de medicamentos: la adherencia terapéutica. “El foco es conseguir disminuir el incumplimiento y/o los errores de medicación para mejorar así los resultados de salud. Hay que crear modelos integrados y evaluables, desde el punto de vista clínico y económico. Cualquier sistema que no consiga esto, está abocado al fracaso”, ha indicado en esta mesa María Antonio Mangues, directora del Servicio de Farmacia en el Hospital de Santa Creu i Sant Pau de Barcelona. Para esta profesional, a día de hoy sigue siendo “un sueño” el hecho de “poder trabajar en un modelo integrado entre farmacia y hospital y compartir información clínica”.

Por su parte, Jordi de Dalmases, presidente del COF de Barcelona, también ha apoyado que toda decisión sobre el circuito de prestación se lleve a cabo “pensando en el paciente”. No obstante, también ha querido señalar que “todos nos llenamos la boca apostando por la colaboración, pero luego la realidad nos dice que en la farmacia comunitaria no conocemos en qué criterios se basan las políticas de prescripción de nuestros compañeros”. En este sentido, la ‘voz’ del colectivo de pacientes en esta mesa, Carme Sabaté, presidenta de la Coordinadora d’Usuaris de la Sanitat (CUS) ha corroborado que “el día a día demuestra que el paciente no está en centro del sistema, por mucho que se diga”.

Respecto a esas fórmulas para compaginar los mejores resultados en salud con la accesibilidad a los medicamentos de DH, la representante de CUS cree que la farmacia comunitaria puede lograr mayores niveles de adherencia. ¿El motivo? “Es importante la relación de cercanía que tiene el paciente con su farmacéutico comunitario para concienciarle en esa adherencia; el hospital parece más lejano en esa relación de confianza, ya que solo lo visita una vez al mes”.

Por estas cuestiones de accesibilidad y cercanía, Mangues considera que aquellos medicamentos de DH que no requieren especial control clínico deberían volver a este canal, aunque su compañera en esta mesa María Antonia Mangues ha insistido en que “decir que la dispensación en farmacia comunitaria es más cómoda supone simplificar en exceso”. Por su parte, Josep Torrent, representante del Área del Medicamento del Servicio Catalán de Salud, ha recordado que “la opinión de los pacientes van en ambos sentidos; habrá pacientes que preferirán la proximidad y otros que ante los procesos complejos prefieren la tutela del hospital”. Asimismo, Torrent ha defendido que en la toma de decisiones sobre el canal de dispensación de estos fármacos, las Administraciones públicas “no pueden dar la espalda a la sostenibilidad”. También Ramón Palop, jefe de la Unidad de Apoyo a la Dirección de la Agencia Española del Medicamento (Aemps) ha recordado que desde el Ministerio de Sanidad ya se ha tendido la mano a la profesión farmacéutica y sus entidades representativas para valorar qué medicamentos actualmente dispensados a pacientes externos en los hospitales pueden volver a la botica.