Alberto Cornejo Madrid | viernes, 14 de julio de 2017 h |

¿Cómo será la oficina de farmacia en el futuro? Más de un farmacéutico —en especial si es titular, por el interés directo— se habrá hecho esta pregunta. Pues bien, no hace falta tirar de cábalas o hipótesis para ofrecer una respuesta. Existen establecimientos que se aproximan a ese concepto de farmacias “del futuro”… Ya en el presente.

No hace falta hilar fino para concluir acerca de la importancia que tendrá la tecnología y la digitalización en esa farmacia del futuro. En ningún caso como sustitución del farmacéutico. Todo lo contrario. “El asesoramiento sanitario es y seguirá siendo la tarea principal del personal de farmacia, también en la era digitalizada. Las nuevas soluciones digitales y automatizadas tienen precisamente el objetivo de liberar al profesional de ciertas funciones para poder centrarse en su labor sanitaria y en beneficio del usuario”, resumen desde BD Rowa Technologies, una empresa que, precisamente, facilita ese adelanto del futuro en las boticas nacionales.

Si los robots dispensadores ya han dado un vuelco al concepto tradicional de rebotica, ahora la innovación se centra frente al mostrador; en el espacio en el que se mueve el usuario. Uno de los cambios más visibles a corto y medio plazo podría ser la mayor presencia de pantallas táctiles, incluso en detrimento de estanterías y lineales. Por ejemplo, para que el usuario pueda consultar a través de ellas todo el stock de parafarmacia y OTC con el que trabaja la botica.

Pantallas vs. Estanterías

“Las pantallas táctiles son mucho más que un adorno, puesto que permiten acceder a una gran parte de la gama de productos desde cualquier lugar dentro del local. Incluso, se muestran de manera detallada los diferentes tamaños, comparativa de productos, componentes y precios, así como advertencias de uso y efectos secundarios, sin que el personal deba abandonar el puesto de asesoramiento”, detallan desde BD.

Así, dado que el stock se muestra en estas pantallas, ya no es necesario una gran ocupación de los espacios por lineales y estanterías, “así como se liberaría a los empleados de las tareas de rellenarlas y ordenarlas”, comenta Antonios Vonofakos, director de gestión de productos de Rowa Technologies de BD. Un ejemplo práctico sería “colocar en el lineal de cosméticos unos pocos productos a modo de probadores, pero solo se podría acceder a los artículos de venta y otros productos similares a través del sistema digital”. De esta manera “las farmacias podrían ofrecer una gran variedad de productos pero solo tendrían que almacenar unos pocos ejemplares”, concreta este experto, además de añadir que de esta manera “se evitarían casi al completo los robos”.

Asimismo, también irrumpen con fuerza nuevos conceptos digitales respecto al escaparate, donde las grandes pantallas también irán desbancando a la exposición física de productos. “Las pantallas grandes ofrecen una superficie suficiente para llamar la atención de los transeúntes y, gracias a sus imágenes en movimiento, atraer a los usuarios al interior de la farmacia”.

Ayuda en la atención a discapacitados

La farmacia del futuro será también una farmacia más accesible y solidaria con las personas con discapacidad. Tanto en las facilidades de acceso al local como en la atención recibida en su interior. En este segundo punto, nuevamente gracias a la digitalización.

Por ejemplo, ya ofrecen soluciones como la denominada ‘Consulta farmacéutica no verbal’. En este caso, no solo permitiría la atención a pacientes con discapacidad auditiva o del habla, sino también para romper barreras lingüísticas con turistas que no dominen el español. La atención se llevaría a cabo a través de diferentes representaciones gráficas en una pantalla táctil en las que el paciente iría indicando datos básicos (sexo, edad), el tipo de afección y el grado de dificultad/afectación. Al observar los pictogramas, dibujos y símbolos seleccionados, el farmacéutico tomaría a posteriori la decisión acerca de si se puede abordar con algún medicamento OTC o si el paciente debe ser derivado a consulta médica.

Modelos a copiar de otros sectores

La farmacia del futuro también supone estar a la altura de los requerimientos y necesidades del paciente “del futuro”. Un paciente que, si bien no debe olvidar el carácter sanitario de la botica (como tampoco lo debe olvidar el titular), tenderá a reclamar ciertos servicios o accesibilidades que ya encuentra en otro tipo de establecimientos.

Por ello, los expertos no descartan —y ya se ofrecen soluciones en este sentido— la presencia de terminales de autoservicio para realizar el pedido (como ya es habitual ver en establecimientos de comida rápida) que permitiría al cliente un acceso rápido a ciertos productos en horas de gran afluencia (según permita la legislación sanitaria y que no requieran consejo adicional en la venta). También se irán convirtiendo en realidad servicios de mensajería telefónica (SMS) para informar automáticamente de la llegada de un pedido, como así funciona ya en compañías de paquetería. E incluso pantallas de satisfacción en las que el usuario pueda valorar la atención recibida, como las que ya proliferan en aeropuertos o estaciones.

reconocimiento desde el otro lado del charco a una farmacia española

La apuesta por la innovación en la organización y diseño de la oficina de farmacia, adelantándose así a los nuevos tiempos, no solo obtiene réditos en el mayor flujo de usuarios, sino el reconocimiento. Así le ha ocurrido a la farmacia Lloris González, ubicada en Burriana, Castellón. Una farmacia familiar que, con 35 años de vida, apostaba hace un año por un cambio de imagen más personal.

Y esa nueva farmacia, el pasado 24 de mayo, fue reconocida en Nueva York por los Internacional Store Awards, unos prestigiosos galardones del diseño de comercios que se fijaron en esta farmacia por su concepto de marca, su experiencia de compra y su integración de la tecnología. Y es que el proyecto, diseñado por Carlos Aires, de Marketing-Jazz, integra en un mismo espacio vertical todas las instalaciones. Se trata de un edificio estrecho al que se le ha sacado partido a lo alto. En la planta baja y primera planta está la farmacia, y en la segunda se encuentra la ortopedia. Todo ello, gracias también al arquitecto Miguel Marco, quien rehabilitó el edificio protegido en el que se sitúa la moderna farmacia.

“Hemos hecho un local distinto, bonito y agradable en el que esperamos que la gente se sienta cómoda y tenga ganas de volver”, apuntaba Consuelo González, propietaria de la farmacia junto a su marido Mariano Lloris. Ella y su hijo viajaron a la Gran Manzana para recibir el premio que han puesto en la sala de atención farmacéutica.