La previsión de un verano “muy cálido” y tormentoso se traduce en olas de calor más frecuentes e intensas, con temperaturas extremas y un aumento de la humedad. En definitiva, un desafío para la salud ante el que la farmacia deberá estar preparada para gestionar y organizar su almacén durante los meses estivales.
Golpes de calor, deshidratación, quemaduras solares, alergias, picaduras y exposición a enfermedades infecciosas por vectores frecuentes en la Comunidad de Madrid, como los mosquitos y garrapatas, y otros que están en expansión en la geografía española, como el mosquito tigre, que fue localizado en la región en septiembre de 2018 y que puede ser transmisor de enfermedades infecciosas, como el dengue, zika o chikungunya, son solo algunas de las amenazas estivales destacadas por el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM) en su blog. Y es que, una vez más, la red de farmacias madrileñas servirán como punto de atención sanitaria.
Ante ello, las boticas ya comienzan a hacer pedidos, especialmente de protectores solares y productos necesarios para el botiquín de viaje o de primeros auxilios. Algunos de los mencionados por el COFM son: material de curas; desinfectantes y antisépticos; repelentes de insectos, antihistamínicos y corticoides tópicos; antipiréticos, antiinflamatorios y analgésicos; sales de rehidratación oral, laxantes y antidiarreicos; medicamentos contra el mareo y náuseas; o tratamientos antimaláricos y vacunas para la fiebre tifoidea, cólera o dengue, entre otras categorías, dependiendo de la zona geográfica y duración del viaje.
Planificar el stock de verano
El comienzo de la temporada en relación a las ventas en farmacias no ha sido el esperado, tal y como apuntan los profesionales madrileños. Tanto la categoría de solares (-3,26 por ciento) como de productos de botiquín (-6,31 por ciento) registra una caída de las ventas en España que, en conjunto, suponen un 6 por ciento menos, según los datos facilitados por Bidafarma, correspondientes al periodo 1 de mayo al 12 de junio de 2023 en relación con el año anterior.
Además de las temperaturas y lluvias de los últimos días, la distribuidora apunta a la guerra de Ucrania como el factor que explica la caída de las ventas de primeros auxilios del 6,3 por ciento, ante el pico de demanda registrado en 2022.
Otros productos que han estado muy afectados por la estacionalidad son los repelentes. Aunque se mantienen muy por debajo de lo alcanzado el año pasado (-40,6 por ciento), se espera un repunte de sus ventas en las próximas semanas. Los pedidos de antidiarreicos y antihistamínicos, en cambio, registran alzas importantes del 53,8 por ciento y el 34,4 por ciento, respectivamente.
Se debe tener en cuenta que estos datos se comparan con una temporada estival que transcurrió después de un periodo tan excepcional como es el vivido durante los dos años de pandemia, donde se disparó la venta de productos antimaláricos (186 por ciento), después de eliminarse las limitaciones para viajar a países exóticos durante la pandemia. En el caso de la vacuna de la fiebre tifoidea, también experimentó una fuerte subida (319 por ciento) en la botica española debido a la recuperación del turismo tras la COVID-19, según datos de agosto de 2022 de la consultora Iqvia.
Lo mismo ocurrió con el mercado de protectores solares para adultos, que apuntó un crecimiento en valores cercano al 23 por ciento (203 millones de euros, según datos interanuales de agosto de 2022) y en unidades al 21 por ciento (14,1 millones).
Si se amplía el foco a las ventas a PVP registradas por la farmacia madrileña en los últimos doce meses, la imagen cambia sustancialmente, según los datos recabados por Iqvia. Así, las ventas interanuales de productos solares se situaron en los 28,8 millones de euros en mayo, frente a los 20,7 millones de euros registrados el año anterior. Antes de la pandemia, en 2019, estos protectores alcanzaron una cifra de ingresos de 26,2 millones de euros.
En cualquier caso, es necesario analizar bien los datos de compras-ventas de la farmacia de los últimos años y saber lo que funciona para adaptar el stock siempre a las necesidades concretas de cada farmacia, ya sea rural, turística o urbana, en un verano donde se desplazan muchos clientes habituales. “Es la forma de prevenir y estar bien preparados para seguir prestando un servicio profesional y de la máxima calidad a los ciudadanos”, concluye el COFM.