A. R. Madrid | viernes, 11 de noviembre de 2016 h |

La máxima de que ‘más vale prevenir que curar” es una de las que se aplican a diario los profesionales de oficinas de farmacia para atender a los pacientes. Pues bien, también es recomendable que apliquen ese ‘principio de precaución’ a su propio funcionamiento para que una inspección de farmacia no les pille con los deberes sin hacer.

Desde COFM Servicios 31 SLU ofrecen un servicio de asesoramiento y apoyo para que los profesionales puedan superar una inspección en su establecimiento. En este sentido, la idea central que transmiten es que es muy importante que las propias farmacias se preparen para ello, y la mejor forma es que hagan un ejercicio de simulación, es decir, que se autoinspeccionen. De este modo se aseguran tener todo en orden en el caso de recibir una inspección.

Pero ¿qué es lo que suelen revisar en una inspección rutinaria a una oficina de farmacia? Tres son los aspectos en los que se fijan los inspectores. Por un lado, la conservación de los medicamentos (temperaturas, caducidades…); en segundo lugar, comprueban las recetas que han sido dispensadas en esa botica; y finalmente revisan los libros de registros. Una vez sabido esto, los responsables del COFM Servicios explican que en su servicio “reproducen una situación similar a la de una inspección, por lo que el farmacéutico se familiariza con la visita de una persona ajena a la farmacia (ya sea un consultor, auditor o inspector) que revisa su funcionamiento”, según explican a EG.

Dado que el trabajo diario en las farmacias no sólo es la atención a los pacientes, hay otra cara más tediosa que, si se consigue protocolizar e integrar en el trabajo diario, repercutirá en un servicio de calidad. En esta línea se sitúa la Guía de Buenas Prácticas, un servicio de revisión anual de la farmacia por parte de un consultor farmacéutico. Con ello, además de ayudar a cumplir la legislación obligatoria (farmacéutica, medioambiental y de protección de datos de carácter personal), la idea es implantar también mejoras a través de un sistema de gestión de calidad. “Proponemos al boticario planes de mejora y le ayudamos y animamos a ir un paso más allá de las obligaciones legales, para desarrollarse como profesional sanitario y como gestor de su propio establecimiento”, explican los responsables del servicio.

Comprobar si la farmacia cumple con los requisitos técnico-normativos es también relevante. Para ello, la sociedad del COFM facilita la figura del consultor farmacéutico, que visita la botica y evalúa el cumplimiento de los criterios a través de una batería de preguntas y un muestreo. Entre los “puntos cruciales que se revisan están el control de temperaturas, de caducidades o la correcta cumplimentación de los libros oficiales”, explican fuentes del COFM.

En el caso de las farmacias que elaboran fórmulas magistrales, por ejemplo, generan residuos clasificados como peligrosos por la legislación y su gestión medioambiental debe ser la adecuada. Sin embargo, es una obligación que, como recuerdan fuentes de COFM Servicios , “en algunos casos, se desconoce o no se cumple completamente”. Por ello, facilitar la documentación necesaria es otro de los ‘cabos’ que ayudan al boticario. En definitiva, las autoinspecciones en la botica “ayudan a identificar los puntos críticos de su farmacia y a implantar las medidas necesarias”, explican. Si ‘más vale prevenir que curar’, detectar y subsanar las desviaciones a tiempo, es la clave para que la botica cumpla.