Internet se ha convertido cada vez más en una herramienta para obtener medicamentos con receta, sin receta y de venta libre a través de sitios web e, incluso, redes sociales. De hecho, con la llegada y la posterior explosión del comercio electrónico, el uso de farmacias online ha crecido significativamente en todo el mundo.

En el marco del Día Mundial de la Seguridad del Paciente, la Federación Farmacéutica Internacional (FIP) ha lanzado una guía con el objetivo de minimizar la compra online de fármacos y productos sanitarios falsos o de mala calidad. Según indican desde la Federación, esta situación es todo un problema de Salud Pública para los sistemas sanitarios.

“La proliferación de productos médicos de calidad inferior o falsificados amenaza la seguridad de los pacientes, provoca resultados no deseados en ellos, genera una falta de confianza pública en nuestros sistemas de atención sanitaria, altera el progreso económico y plantea desafíos para tratar infecciones como la malaria y las enfermedades resistentes a los antimicrobianos”, asevera John Herting, tesorero de la sección de Farmacia Hospitalaria (FH) de la FIP.

Consecuencia del autodiagnóstico y la autoprescripción

Para Herting a este panorama hay que añadirle que existe una falta de concienciación y conocimiento sobre ellos. Así, considera esencial que se eduque a todo el colectivo sanitario junto a los pacientes y sus respectivos cuidadores. “En los últimos años, los pacientes y los cuidadores han utilizado cada vez más los sitios web y las redes sociales para obtener productos sanitarios“, remarca el tesorero de FH de la FIP. Paralelamente, asegura que el autodiagnóstico y la autoprescripción han aumentado la recurrencia a sitios online que se encargan de vender este tipo de productos sanitarios de forma ilegal.

Siguiendo esta línea, Herting menciona que, a día de hoy, saber identificar farmacias legales en Internet “puede suponer un desafío tanto para los pacientes como para los profesionales de la salud”. “Identificar estos productos es difícil para los pacientes y los profesionales de la salud”, añade.

Desconfianza y falta de formación

Las oficinas de farmacia, como agente sanitario de primera línea, deben disponer de todos los conocimientos y las habilidades necesarias para educar a los pacientes sobre sitios web seguros. Además, deben poder identificar y alertar posibles fármacos o productos sanitarios sospechosos. Sin embargo, según una encuesta realizada a 347 farmacéuticos en Estados Unidos, el 58 por ciento de ellos afirmó no confiar en su capacidad para asesorar a los pacientes sobre la identificación de sitios web de vendedores de medicamentos ilegales.

Menos del 60 por ciento de los farmacéuticos pudieron identificar con precisión la legitimidad de una página web basándose en características visuales y el 75 por ciento informaron de que no estaban familiarizados con los recursos disponibles para ayudar a los consumidores a identificar farmacias en línea seguras y legítimas. Solo el siete por ciento afirmó haber recibido formación en su lugar de práctica sobre la provisión de educación a los pacientes sobre vendedores ilegales de medicamentos en línea.

En otra encuesta que incluyó a farmacéuticos y médicos del Reino Unido, el 69 por ciento indicó que no recibió ninguna formación sobre cómo educar a los pacientes sobre los vendedores ilegales de medicamentos a través de Internet.

Basándose en estos datos, desde la FIP remarcan que los farmacéuticos deben ser conscientes del gran alcance de este problema. Por ello, mencionan que deben garantizan que deben recibir una correcta formación al respecto para concienciar a los paceintes de los peligros a los que se enfrentan en caso contrario. Otra de las cuestiones en las que inciden desde la Federación es la necesidad de que los profesionales dispongan de estrategias para la implementación efectiva del uso seguro de medicamentos en la práctica diaria. “Independientemente del canal de distribución, los farmacéuticos deben ser una fuente de información sobre medicamentos altamente accesible y confiable”, hacen hincapié.

Programas concretos y colaboración multidisciplinar

Una vez se cuente con los conocimeintos y las habilidades adecuadas, la FIP afirma que desde las boticas se debe garantizar una cadena de suministro segura. Asimismo, consideran indispensable la labor de los profesionales de cara a proporcionar información precisa y oportuna para ayudar a prevenir campañas de desinformación pública y limitar las ventas ilegales de medicamentos en línea. “Los farmacéuticos deben participar activamente, tanto en pacientes hospitalizados como ambulatorios, en la concienciación sobre los peligros de comprar medicamentos en línea sin el conocimiento necesario”, subrayan.

Finalmente, desde la Federación hacen referencia a que sería oportuno que se establecieran programas concretos para ayudar a los pacientes a obtener medicamentos a través de canales seguros. Paralelamente, sacan a colación que es muy relevante que se trabaje codo con codo junto a otras disciplinas de salud, incluidos los trabajadores sociales, para garantizar que los pacientes no tengan dificultades para acceder a los medicamentos necesarios.


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