Ainhoa Muyo Madrid | viernes, 18 de enero de 2019 h |

La atención personalizada del paciente mayor polimedicado mejora considerablemente su salud. Con este objetivo, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) celebraron la I Jornada de Geriatría y Farmacia Hospitalaria en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, con el objetivo de formar a los profesionales en este aspecto. Esta reunión surge como fruto del convenio de colaboración firmado entre ambas sociedades científicas y de la necesidad del abordaje multidisciplinar y del trabajo en equipo para la optimización de la farmacoterapia en pacientes mayores frágiles.

Montserrat Pérez, secretaria de la SEFH, destacó la importancia del trabajo en equipo con los Geriatras a partir de la visión que aporta la superespecialización del Farmacéutico Hospitalario. “De manera conjunta se está trabajando en un paciente complejo y frágil que es, además, un candidato para la aplicación de terapias individualizadas y farmacoterapéutica personalizada”, destacó. Pérez comentó que esta colaboración mejora los resultados por aportar una atención personalizada a cada paciente.

Por su parte, José Antonio López Trigo, presidente de la SEGG, explicó que la cronicidad y polimedicación de los pacientes mayores complica el manejo farmacológico por parte del geriatra y dificulta el cumplimiento y la adherencia al tratamiento por parte del paciente. “Ante esta situación, las sinergias entre farmacéuticos hospitalarios y geriatras son absolutamente necesarias porque estamos hablando de un porcentaje altísimo de pacientes que están en situación de polifarmacia. Conocer el trabajo del farmacéutico hospitalario y lo que los geriatras podemos aportar en servicio a la calidad asistencial de nuestros pacientes es básico”, añadió López Trigo.

Equipos de trabajo

En torno a esta colaboración de profesionales y farmacéuticos, la Jornada albergó la presentación de distintos ejemplos reales en los que ya se está llevando a cabo la sinergia.

Uno de estos casos es la Comunidad de Madrid, en la que se han creado dos proyectos de colaboración entre farmacéuticos y médicos: “No se puede prestar una atención de calidad al paciente geriátrico si no se hace de manera integral y coordinada”, explicó Mª José Calvo, subdirectora general de Farmacia y Productos Sanitarios del Servicio Madrileño de Salud, durante la inauguración de la Jornada. En este sentido, Calvo comentó que buscar la atención conjunta del médico y el farmacéutico es una prioridad de la Comunidad de Madrid.

Uno de estos proyectos es el Programa de Atención al mayor polimedicado, que tiene el objetivo de vigilar que los pacientes realicen un uso correcto de los medicamentos y los cuidados complementarios a éstos. “En 2018, 230.000 pacientes han participado en este programa”, explicó Calvo.

El segundo de estos planes está enfocado en la Atención Farmacéutica en residencias de mayores con el objetivo de fomentar la atención farmacéutica de los pacientes. “Actualmente el proyecto cuenta con diez farmacéuticos y está implantado en todas las residencias de la Comunidad”, comentó Calvo. El funcionamiento de este programa reside en trabajar de manera presencial por parte de los farmacéuticos para asegurar la calidad y seguridad de los tratamientos, aumentando la efectividad de los mismos.

Por último, en relación al aumento de la cronicidad y la esperanza de vida, Calvo afirmó que “es necesario trabajar de manera conjunta desde todos los ámbitos sanitarios para mejorar la salud de los pacientes”.

Colaborar en la práctica

La Jornada se ha organizado en tres mesas redondas. En la primera, médicos geriatras y farmacéuticos han expuesto sus experiencias de trabajo en común, destacando proyectos que promueven un uso seguro, eficaz y adecuado de los medicamentos en los pacientes mayores.

En la segunda se han abordado algunos síndromes geriátricos que presentan los pacientes y su relación con la farmacoterapia: fragilidad, desnutrición, polifarmacia, deterioro cognitivo y caídas.

En la tercera mesa se han planteado situaciones clínicas de la práctica en las que el abordaje farmacológico puede ser controvertido, como son la utilización de psicofármacos en alteraciones conductuales de la demencia, la anticoagulación de la fibrilación auricular crónica en edad muy avanzada y la retirada de fármacos de Alzheimer avanzada.