La Federación Internacional Farmacéutica (FIP) emitió recientemente, a principios de septiembre, un comunicado en el que recalcó la importancia de la creación de un marco legislativo y regulatorio que potencie una práctica farmacéutica centrada en el paciente y en la vertiente más asistencial. Por ello, con el fin de conocer la opinión de farmacéuticos pertenecientes a diferentes ámbitos asistenciales, EG ha contactado con Mar Casanovas, farmacéutica de Atención Primaria en el sector sanitario de Catalunya Central; Josep María Guiu, director del área de Farmacia y medicamento del Consorcio sanitario de Catalunya y Joaquim Braun, farmacéutico comunitario en Barcelona. Cabe mencionar que los tres formaron parte de la candidatura a las elecciones del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona (COFB) “Avança Farma”.
Colaboración asistencial para lograr una atención centrada en el paciente
Para Mar Casanovas, farmacéutica de Atención Primaria en el sector sanitario de Catalunya Central, es “imprescindible que los profesionales expertos en la medicación: hospitalaria, ambulatoria, con o sin receta médica, centren los esfuerzos en la resolución de los problemas de salud de la población”. Asimismo, prosigue incidiendo en que la atención centrada en la persona es una propuesta que conlleva compromiso a distintos niveles. “Requieren liderazgo, implicación y esfuerzo de los profesionales que hacen atención directa”, menciona. “Se nutre de conociento científico y se desempeña en los nuevos modelos multidiciplinares de la atención sanitaria de distintos paises”, añade.
Por su parte, Josep María Guiu, director del área de Farmacia y medicamento del Consorcio sanitario de Catalunya, asegura que esta declaración remarca que la actividad asistencial de las farmacias comunitarias, con una orientación centrada en la persona, es clave para la eficiencia de los sistemas de salud. Motivo de ello, asevera que desde las administraciones y las organizaciones farmacéuticas se deben promover este modelo, integrándolas más en la atención primaria, lo que permitiría reducir la presión asistencial y las urgencias. De hecho, hace hincapié en que, en este sentido, la colaboración entre farmacéuticos de diferentes ámbitos asistenciales es vital para poder avanzar en el modelo asistencial centrado en la persona. “Esta comunicación debe ser fluida, especialmente en las transiciones de asistenciales”, subraya Guiu.
Joaquim Braun, farmacéutico comunitario en Barcelona, saca a colación que la FIP “exhorta con determinación a orientar el ejercicio profesional farmacéutico hacia los servicios profesionales”. Al respecto, hace referencia a la Guía práctica para los Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales, recientemente actualizada por Foro de Atención Farmacéutica, que protocoliza su implantación y desarrollo. “Aborda las competencias profesionales, aspectos legislativos, procedimientos y también documentos de información al paciente e instaura el rigor y la homogeneidad en la práctica profesional asistencial”, alega Braun.
Profesionales altamente capacitados
Una de las cuestiones es si la “asistencialidad” de la Farmacia es algo factible y asumible por la profesión. Según Casanovas hay un potencial y una capacitación más que suficiente para abordar la introducción de este modelo de atención centrada en la persona a través de un farmacéutico más clínico o asistencial. “De hecho, se está llevando a cabo, en la introduccion de los farmacéuticos en los equipos multidisciplinares en atención primaria”, recalca. Sobre ello, informa de la “alianza” para mejorar cuestiones como la adherencia, las resistencias a los antibióticos o las coberturas vacunales. A su vez, Guiu incide en que, para la farmacia comunitaria, ser más asistencial implica desarrollar su cartera de servicios y colaborar e integrarse más con los equipos asistenciales de su comunidad. En lo que respecta a la farmacia de atención primaria y hospitalaria, “aunque ya se admite por el resto de profesionales su actividad asistencial, es cierto que debemos intentar superar la etiqueta de fiscalizadores de la prescripción o el gasto farmacéutico“, asevera.
Braun garantiza que los farmacéuticos clínicos, en cualquiera de los tres ámbitos de desarrollo profesional, asumen con agrado su cometido asistencial. “La formación académica, la perenne actualización de conocimientos y la cercanía a las personas nos proyectan como elementos esenciales para la salud y el bienestar de la población”, afirma.
Inversión económica, tiempo y digitalización
Esta asistencialidad puede “chocar” con la realidad que se encuentran a diario los farmacéuticos. Casanovas sostiene que, cuando se produce un cambio, hay repercusiones en otras actividades que se venían desempeñando y que, por ende, deben transformarse paralelamente. “Por ejemplo, lo más probable es que, en un primer momento, se precise dedicar más tiempo a cada paciente, aunque a la larga esta inversión de tiempo resultará muy eficiente“, señala.
Guiu afirma que el desarrollo de las actividades asistenciales está no solo sujeto al ámbito de competencias. “La realidad es que los servicios deben de ser viables y que el modelo de pago de la prestación farmacéutica en las oficinas de farmacia se centra en la dispensación y dentro de esta actividad en el suministro“, subraya. “En los otros ámbitos asistenciales, como la farmacia de atención primaria o farmacia hospitalaria, el principal impedimento es disponibilidad de tiempo o de personal para desarrollar la cartera de servicios asistenciales”, añade.
Por otro lado, Braun menciona que los avances científicos y tecnológicos facilitan “gratamente” el desarrollo asistencial de la Farmacia. De hecho, menciona que Marta Galipienzo, actual vicepresidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), afirmaba, “con razón”, que la digitalización les hace más humanos en su labor. “En los próximos tiempos la telefarmacia, la Inteligencia artificial y la constante propagación tecnológica nos permitirán prosperar a pasos agigantados”, asevera. “Este entorno digital facilitará las tareas burocráticas y posibilitará una dinamización de las farragosas labores administrativas”, continúa remarcando Braun. En este sentido, también insiste en la importancia de la eliminación del cupón precinto. “Así podremos ser todavía más asistenciales”, corrobora.
Obstáculos de su implementación efectiva
Profundizando en los obstáculos a los que se enfrenta la profesión farmacéutica, inciden en la “fragmentarización” de la comunicación entre profesionales del mismo ámbito de actuación, la interoperabilidad o barreras estructurales.
“La comunicación entre profesionales sanitarios del mismo campo está dividida“, lamenta Casanovas. “El farmacéutico hospitalario y de atención primaria no pueden consultar en qué farmacia comunitaria va a recoger la medicación el paciente para mejorar la atención personalizada”, denuncia. De hecho, ejemplifica esta situación sacando a colación el caso de los pacientes que están dentro del programa de dosificación personalizada de las farmacias comunitarias. Además, garantiza que las comunicaciones digitales, como la receta electrónica, “no dan solución a la comunicación entre profesionales sanitarios”.
Otros de los aspectos a tener en cuenta para Guiu son la interoperabilidad y el desarrollo de herramientas colaborativas a distintos niveles asistenciales. En lo que respecta al ámbito ámbito formativo, “los profesionales farmacéuticos están ampliamente formados, aunque falta el desarrollo de acreditaciones para ámbitos más clínicos“, indica. También pone de relieve que cada ámbito asistencial se enfrenta a problemáticas particulares y a una elevada variabilidad.
Asimismo, Braun menciona otro tipo de barreras como la acomodación y el inmovilismo profesional u otras ligadas a los pacientes y a las dificultades comunicativas y de comprensión sobre el papel del farmacéutico, por desconocimiento de su vertiente asistencial. Finalmente, señala las barreras estructurales aglutinan limitaciones legales como, por ejemplo, la imposibilidad de acceso a la historia clínica y farmacoterapéutica. “En el caso de la farmacia comunitaria se suma, como barrera estructural, su exclusión fáctica del sistema de salud en el sentido de no ser considerada un elemento más del viaje del paciente por el itinerario sanitario”, subraya.
Demandas a la FIP
Con el objetivo de poner sobre la mesa en qué aspectos debería centrarse la FIP para que la asistencialidad sea abarcable y pueda marcar un antes y un después en la profesión, destacan que los farmacéuticos que realizan actividades asistenciales estén registrados en historia clínica del paciente y que, además, las recomendaciones centradas en mejorar su efectividad y seguridad estén reguladas y sean legales.
A su vez, insisten en la necesidad de que se fomente en España la colaboración, la interoperabilidad y la atención primaria de salud integrada para garantizar una atención continua al paciente y la eficiencia en el uso de recursos.
Por todo ello, recalcan la importancia de que la FIP, a través de sus múltiples iniciativas, persevere en el impulso de los servicios profesionales farmacéuticos asistenciales que sitúan al paciente en el centro de las actividades sociosanitarias. Además, confirman que debe captar el interés de las administraciones públicas de los diferentes países para su correcta instauración.